Perros, perritas, perros y perritas, gatos y gatitas, ¿por qué son malvadamente abandonados y matados por hambre y golpizas en Managua y toda Nicaragua?

Perritos por centenares  mueren por hambre  y abandono  en Managua,  y Nicaragua

Perros, perritos, perras y perritas, ¿por qué son malvadamente abandonados?

*Algunos  hombres y mujeres de comportamiento cavernario, en Managua,  les echan los vehículos encima  cuando los perritos intentan  cruzarse  una calle.

*Otros  igualmente salvajes  les echan agua caliente  dentro de las casas. Les dan de palos, con machetes  y hasta de balazos

*Una buena cantidad de  seres humanos capitalinos  inclusive  obtienen los perritos, pero no les dan de comer, lo cual los obliga a buscar comida en la calle.

*Los perritos  que no tienen ningún hogar, deambulan en los basureros buscando comida, beben  el  agua totalmente contaminada  que circula por la calle, y es “buena suerte encontrarla contaminada”  en la calle

*¿Cuándo comenzarán a funcionar las Veterinarias Municipales en Managua y toda Nicaragua?

*(Escrito en 2017).

*Pablo E. Barreto Pérez

Los  perros, perritos, perras  y perritas son animales  domésticos  que están ligados directamente a los seres  humanos hace  ya  muchos  siglos, desde cuando  los mismos  hombres  y mujeres  empezaron a domesticar  a aquellos  perros salvajes, hasta convertirse  éstos, los perritos  y perritas, en compañía  esencial de seres humanos, en parte de la familia, en cuyo seno  ellas  y ellos  buscan  cómo vivir, para tener hogar, comida, agua, salud  y convertirse, en la mayoría de los casos  en el mejor  amigos cariñoso, leal, sin condiciones, de hombres, mujeres, niños y ancianos; y de paso se convierten en “vigilantes” de una casa, una finca, una hacienda, una empresa, un vecindario, etc.

A lo largo de varios siglos  han sido  precisamente seres humanos  quienes haciendo “cruces”, o experimentos  biológicos, han  logrado  la existencia de muchas razas de estos animalitos  domesticados  hace  muchos siglos  y domésticos  actualmente, al extremo de que ellos  y ellas, perros y perritas, buscan  cómo tener un hogar amistoso, una familia que los proteja, y de esa forma ellos y ellas se convierten  en los mejores amigos, leales, de  hombres y de mujeres.

Existen ahora  muchas razas  para escoger: Coker, Bóxer, Pastor alemán,  Labrador, Bulldog, Golden Retriever. Yorkshire Terrier, Hussky  Siberiano, Beagle, Caniche, Rottweiler, Chihuahua, Doberman, Mastin Inglés, Bull Terrier, Border Collie, Gran Danés, Pitbull, Chow Chow,  Pastor  Ganadero, Buldog  Francés, Galgo Inglés, Boyero de Berna, Terranova, Pastor Belga, Perro Esquimal, etc., etc.

Muchos de estos perritos se obtienen  comprados, otros regalados, o porque  algunas familias son muy unidas  con sus perros y perras, y en esos hogares familiares se producen los  partos de las perritas. Unos perros  y perritas se regalan, otros se venden, otros se quedan allí  en el hogar, especialmente  si esto ocurre  en zonas  rurales, o en el campo.

Primero deseo contar mi experiencia familiar, y después me refiero al salvajismo humano que  veo personalmente  en las calles, en vecindarios, en los mercados, en repartos, colonias y barrios capitalinos.

Mi familia  Barreto Centeno-Pérez Juárez, de origen campesino, siempre  tuvo  muchos perros y perritas, gatos y gatitos, en las tres finquitas  pequeñas, propiedad de mi abuelo Domingo Barreto Fonseca, ubicadas esas  finquitas  en: Comarca Tololar, situada  dos kilómetros al Noreste  de la Ciudad de León; Apante, ubicada  de las faldas del lado Noroeste  del Cerro de Rota (Volcán extinto), kilómetro y medio al Norte, en territorio de Telica; y Tizate, de los Hervideros de San Jacinto  un kilómetro al Norte, donde son hoy exactamente las fuentes geotérmicas de San Jacinto. Precisamente, uno de los tubos geotérmicos está  exactamente  donde estuvo  la casona-finca  en que vivíamos  y dormíamos.

Son tus mejores amigos, son leales

Mi padre, Octavio Barreto Centeno, era  entre nosotros, niños y adultos, el principal  promotor  de tener perritos  y perritas, porque él afirmaba  que “son los mejores amigos”, ”son leales con los seres humanos”, “son tus  mejores vigilantes”, “te cuidan  donde vos estás  con ellos”, “nos ayudan  a encontrar y arriar el ganado”, “son de los mejores auxiliares  cuando andamos cazando cusucos, garrobos  y conejos, para la comida de  nosotros y de ellos mismos”, “impiden  que se nos metan  animales desconocidos  a las casas  y a las finquitas…”. Así eran las consideraciones de mi padre, repito, Octavio Barreto Centeno, sobre los perritos.

Octavio Barreto Centeno se ganaba la amistad inseparable de perros, gatos, caballos, yeguas, bueyes, vacas, terneros, burros, mulas, gallos y gallinas, palomas, zanates, porque  él, Octavio, sabía  ganárselos  tratándolos con cariño, dándoles de comer, poniéndoles  recipientes con agua  limpia.

Yo personalmente  manejaba  ocho perros  y perritas. Me acuerdo de  Kaiser, Canelo, Chingo, Negro, Zapoyol, Pijula, Iguanera y Mariana.

En Managua, desde  que llegué a la Redacción Central del Diario LA PRENSA, en enero de 1970, he tenido  muchos perritos, pero sólo  voy a referirme  a la última época, de 1992  hasta hoy  en 2016.

Perritos han sido mis compañeros inseparables en Managua

En “La Tabuya”, Kilómetro Once y Medio de la Carretera Sur, allí tuvimos uno que llamábamos “Dumber”. Era un perro grande, amigable, servicial, fiel  como no había otro. Estaba pendiente, en la noche, hasta que  llegara  el último de la vivienda que anduviera en la calle. Hasta entonces se metía  dentro de la casa, y descansaba, estando siempre alerta. Murió  de viejito.

En los Apartamentos Argüello, incendiados en abril de 1994  por 180 matones al mando de Frutos Chamorro Argüello, Henry Núñez Abarca y Juan Pablo Rivas Castro, teníamos  un perrito (no recuerdo de qué raza  era)  muy  bonito, cariñoso, que cuidaba  mucho a mi hija Sofana  cuando ésta apenas tenía  ocho meses. Al ocurrir  el incendio, no supimos qué pasó con el perrito.

Ya en la Colonia del Periodista  hemos tenido  varios perritos, comenzando con “Dumber”. Tiernito  le fue regalado a Sofana, en el  año  1997.  Se hizo grande, de colores vivos, muy ágil, activo, juguetón, cariñoso, siempre fue flaco a pesar de que comía suficiente.

Un poco después encontramos dos perritos abandonados: un labrador, al que nombramos “0ddie” y un Cocker, al que bautizamos como “Peluso”.   Estaban  pichoncitos. Fueron encontrados en cauces. Aparentemente, de forma malvada, cavernaria, ¿qué otro adjetivo  puedo usar para calificar este salvajismo?, fueron lanzados a esos cauces, porque no querían tenerlos. Me imagino  que tenían otros perritos  y decidieron sacrificarlos. Fueron encontrados  en sitios distintos.

Estos tres perritos  nos prestaron  servicios impagables, pues cuando la casa quedaba sola, ellos tres  armaban  tremendo alboroto  si alguien se acercaba  a las dos puertas de la vivienda: en el lado Oeste  y en el Este.  No dejaban entrar gatos  y perseguían hasta ratones.

Me despertaban cuando fui concejal en Managua

Cuando fui concejal del Frente Sandinista  en Managua, entre 2005  y 2009, mucha gente  me venía a buscar  a media noche, en la madrugada, a las cuatro de la mañana, ya fuese porque necesitaban un ataúd, una orden  para un lote  en el cementerio, o el vehículo para llevar un enfermo grave al hospital, y como yo estaba dormido, por ejemplo, entonces  ellos  tres  llegaban  hasta la cama, saltaban  encima de donde yo estaba dormido, para despertarme, como  quien dice: “!Oye…Pablo, ahí te buscan¡”.

Cuando ya me despertaba, se iban conmigo hasta la puerta meneando la cola. Ellos tres  siempre nos despertaron  en la noche  cuando  algo raro estaba pasando  en los dos  lados (atrás, en el Este, hay una rotonda)  y encima de la casa.

“Dumber”  fue  atrapado por una enfermedad  que lo mató  en 2009, a pesar de que luchamos  con veterinarios para salvarlo. Falleció, al final, de un ataque al corazón.

“Lolo” murió de cáncer

Un poco después, apareció  frente a la casa  un perrito  desesperado  pidiendo comida. No se iba de enfrente de la casa. Le puse comida  y agua. En la noche  ahí se quedaba, y amenazaba con morder  a cualquiera que se acercara de noche. Andaba  completamente lleno de garrapatas. Lo  llevamos al veterinario  para  quitarles las garrapatas  y hacerle exámenes clínicos  en la Universidad de Ciencias  Comerciales. Se fue recuperando  poco a poco, ya estando dentro de la casa.

Nunca supimos quién o quiénes lanzaron a este perrito a la calle, a penas lo vieron enfermo. Por una razón  que no recuerdo, mi hija Sofana  lo bautizó  con el nombre de “Lolo”.  ¿De  qué  raza  era?, ¡no lo sé¡  Era  un perrito muy bueno. Cariñoso, leal, ágil, siempre despierto.

Unos seis  meses después de  aparecido  frente a la casa, le  brotaron unas pelotas  por debajo del estómago. Lo llevamos donde las muchachas veterinarias  de la Universidad de Ciencias Comerciales, donde se le diagnosticó cáncer. Lo llevábamos cada semana a medicación especial  para combatirle el cáncer. Mejoró.  Las  veterinarias  dijeron  que posiblemente  quedara  con algunas secuelas, como “perder el tino”, marearse, y hasta morir.

Estuvo bien  durante unos seis  meses. En ese tiempo, precisamente, se cumplió  lo que dijeron  las honorables veterinarias de la UCC. Comenzó a mostrarse confundido, triste, no quería comer. Luchamos  por salvarle vida, pero no fue posible  mantenerlo  vivo.

“Firuliche” murió por enfermedad de garrapatas

Muy pronto se instaló enfrente de la casa otro perrito  abandonado. Muy bonito. Un poco alto, delgado, de patas  altas. Se instaló a pedir  comida  y agua. Se quedó  varias semanas  fuera de la casa. No se iba. Igual que “Lolo”  cuidaba con esmero  el frente de la casa, en la noche  especialmente.  Andaba lleno de garrapatas, debido a lo  cual lo llevamos al veterinario  para eliminárselas.

Mi esposa Anabelle y mi hija Sofana se encariñaron con este perrito cariñoso. Lo bautizaron con el nombre de “Firuliche”. Igual: unos seis meses después apareció enfermo. Triste y desganado para comer. Lo llevamos al veterinario  y éste diagnosticó  “enfermedad  grave de las garrapatas”. “La tiene muy avanzada”, nos dijo el veterinario  después de hacer un examen de sangre.

Lo dejamos hospitalizado. Al siguiente día que llegué a verlo, ya estaba muerto. “La enfermedad le provocó un ataque del corazón”, me dijo lacónicamente el veterinario.

Oddie y Peluso envenenados y enfermos

Nos quedamos con “0ddie” y “Peluso”.  Una  de tantas  veces que pasaron fumigando  del MINSA  para matar zancudos, los dos se envenenaron, hace menos de dos años. Les  aplicamos un antídoto  y se salvaron. Poco después, hará un año, ambos aparecieron  desganados para comer. Los llevamos  donde Yaritza, veterinaria de Raymari, donde les hicieron exámenes de sangre. Conclusión terrible: “Ambos tienen  la enfermedad de las garrapatas y, además, “Peluso”  un soplo en el corazón, enfermedad  incurable que lo está dañando mucho”, nos comunicó la veterinaria. Ambos fueron inyectados  varias veces, les recetaron pastillas especiales, y al poco tiempo  ya no tenían la “enfermedad de las garrapatas”.

Sin embargo,   el soplo del corazón de “Peluso”  se fue  agravando, a pesar de la medicina  que se le suministraba  para calmarle un poco  el mal del soplo en el corazón. Comía muy poco. Permanecía triste, a pesar  de que salía a caminar cuando yo lo sacaba a la calle. Siempre buscaba estar cerca de donde yo estaba sentado o acostado.

Hace unos diez meses, de repente, “Pelusito”  ya no pudo caminar. Lo llevamos  donde la doctora Yaritza, la veterinaria. Ésta  dijo  que la enfermedad del corazón se le había agravado.

Peluso murió de un ataque al corazón

Recomendó  dejarlo quieto, no sacarlo a ningún lado  y seguirle dando la medicina. Tres días después, repentinamente, cuando  yo caminaba  dentro de la casa, “Peluso”  corrió apurado, se paró  en las dos patitas traseras, y como suplicante  me puso las dos patitas delanteras  a la altura de mi estómago.

Pensé  que se había mejorado. Unos dos minutos después, me fui a sentar frente a la computadora  para escribir  un trabajo. Sentí  que “Peluso” se echó sobre mis pies, levantó la cabecita, como en súplica para que lo atendiera, y comenzó a retorcerse. Le había dado un ataque fulminante al corazón, y murió  en mis  pies.

Oddie ya muy enfermo

“0ddie” sigue con nosotros. Ya tiene 16 años. Le tiemblan las patitas  por artritis. Le diagnosticaron padecimientos del corazón y la tráquea afectada, debido a lo cual tose sin parar en algunas ocasiones. Se le está suministrando cardial y va a chequeo cada mes donde el veterinario. No tiene la enfermedad de las garrapatas, pero… (Oddie ya murió también).

Bueno, cuento todo esto para quedar claros de cuan importantes son los perritos y perritas  en centenares de miles de familias.

Empero, hay otras  familias, por miles también, pero que quizás son la minoría, que  dan pésimo trato  a los animales en general, y a los perritos y gatos en particular.

Matan a perritos con vehículos y los echan a cauces y calles

He visto personalmente cómo conductores elegantes de automóviles aceleran  el vehículo y se lo echan encima  cuando ven que un perrito, o  un gato, que por necesidad imperiosa  van cruzándose  una calle  o un camino. Los atropellan y los matan, o los dejan  inválidos. ¿Esto es salvajismo cavernario, o no?

Un día vi  cómo  un chofer de los autobuses del Colegio Centroamérica le lanzaba encima el autobús a un perrito  que se iba cruzando  la Pista Suburbana en Managua. Lo mató.  Lo dejó  desbaratado  en el pavimento.

He visto  también el momento en que conductores de vehículos livianos y sus acompañantes  lanzan  a un perrito, o perrita, desde un puente al zanjón, para que se mate. Estos perritos  son encontrados  después  muertos, y también vivos en muy  malas condiciones  como encontramos nosotros  a nuestros perritos “0ddie” y Peluso.

También he visto  el momento  en que una mujer, o un hombre, le echan agua  hirviendo  al perrito o perrita, porque andan pidiendo  comida. Los queman  y después los lanzan a las calles, al cauce, al zanjón, al basurero, al bosque, al potrero y patio  lejanos y vacíos, para que se pierdan, se enfermen y mueran.

Hace  tan sólo unos seis de meses  me quedé asombrado  al ver a un sujeto que tenía  sostenido a un perrito con un mecate, para que no se escapara, y al mismo tiempo  le daba de garrotazos  en todo el cuerpo. El perrito  lloraba  por dolores intensos, y sangraba. Me quedé viéndolo en una esquina, y le reclamé por su salvajismo. Entonces, me respondió: “Es mío… y cuál es la verga. Lo puedo matar, si quiero…!vos muchacho, hijueputa, metete, o te doy a vos también con el palo¡”, le dijo al mismo tiempo a un chavalo, que me imagino era su hijo.

Otros, inclusive  les dan veneno a los perritos, o no les dan de comer, y uno los puede ver  con delgadez  extrema, con las costillas brotadas, enfermos por caspa, u otras enfermedades como las que han padecido “0ddie” y Peluso.

He podido ver también cómo un perro ya viejo, o perrita, igualmente son lanzados a las calles, cauces, predios baldíos, al monte, al río, a la costa marina, cuando los ven, precisamente, ya viejitos, a pesar de que les prestaron servicios de vigilancia, de protección amistosa, en algunos casos inclusive cuidando a niños.

Perritos deambulando enfermos, hambrientos y abandonados

En muchas calles de Managua, y otras ciudades, uno puede ver decenas o centenares de perritos y perritas enfermos, hambrientos, deambulando todo el día en busca de comida, o buscando el charco de agua sucia para poder beber un poco de agua.

En los mercados capitalinos (Carlos Roberto Huembes Ramírez, Israel Lewites Rodríguez, Oriental, Periférico, Iván Montenegro Báez, Ciudad Sandino…) se pueden ver muy acentuadas estas situaciones dramáticas, horribles, de perritos y perritas, también gatos y gatitas, que presentan llagas por caspa y garrapatas, o porque de forma cruel, despiadada, les han echado agua caliente, o los han golpeado con garrotes, o les han dado de filazos con machetes, allí dentro de los mercados.

Igual: comen lo que logran hallar descompuesto como aves de rapiña, beben agua de los desagües, aguas podridas de charcos que permanecen allí en los alrededores y dentro de los mercados. Como no tienen adonde ir, se quedan durmiendo en cualquier rincón sucio, hediondo, ya sea dentro o fuera del mercado. Lo mismo ocurre con los llamados “perros callejeros”. Son callejeros porque salvajemente los lanzan a las calles, cauces, a cualquier lado, y, por supuestos los maltratan.

Seres humanos y animales mueren por hambre

Según la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en todos los más de 190 países miembros de la ONU, se produce comida para alimentar a casi 13 mil millones de seres humanos. Somos sólo ocho mil millones de seres humanos, pero hay hambrientos casi dos mil millones de niños, hombres, mujeres y ancianos, en aquellos países o naciones que han sido las más explotadas por el sistema capitalista-colonialista-imperialista salvaje, cruel, despiadado, infame y cavernario.

Al mismo tiempo, este sistema capitalista-neocolonialista-imperialista ha ido también destruyendo bosques, aguas superficiales y subterráneas, Medio Ambiente en general, y por tanto dejando sin su hábitat natural y sin comida a los animales, muchos de los cuales como especies están desapareciendo.

Entonces, si hay comida en abundancia en el mundo capitalista, ¿por qué mueren de hambre animales domésticos como los perritos? Es porque los dueños egoístas de esos alimentos prefieren echarlos al mar, o destruirlos, que dárselos a la gente humilde o pobre. Si esa comida se distribuyera, seres humanos humildes y animales domésticos no padecerían hambre.

Sigo:  El mal trato a los animales alcanza de forma cruel y despiadada también a caballos y yeguas en Managua, León, Masaya, Granada, Chinandega, Rivas…y en otras partes de Centroamérica, porque son utilizados como máquinas de cargas para jalar carretones o carretas que son repletadas con todo tipo de materiales, incluyendo materiales de construcción. En Masaya, Granada y Chinandega, por ejemplo, se los usa para jalar carretones con pasajeros.

He visto cómo se pone de manifiesto el salvajismo cavernario de quienes utilizan estos animales para fines de carga, pues cuando el pobre caballo o yegua empeñan todas sus fuerzas y no pueden jalar el carretón, entonces estos seres humanos despiadados les dan de garrotazos, chuzazos, o con mecates mojados, para obligarlos a seguir jalando la carga en el carretón, encima del cual van también varios miembros de la familia dueña del pobre caballo. Para colmo, cuando andan utilizando estos caballos y yeguas para el traslado de carga, no les dan de comer ni de beber agua.

También maltratan a caballos, yeguas, mulas…

Personalmente he visto cómo mantienen a ese pobre caballo, o yegua, o mula, o macho, amarrado y hasta maneado de las patas traseras o delanteras, todo el tiempo. El pobre animal, caballo, yegua, mula, macho, etc., se ve triste, con la cabeza gacha, y para colmo  en esas condiciones no puede echarse, para descansar como ocurre normalmente con estos animalitos cuando andan sueltos, alegres, en el potrero mientras pastan y descansan.

Es triste la situación dramática que enfrentan centenares, quizás miles de animales: perros, caballos, yeguas, burros, machos, mulas, cerdos, y otras “mascotas” que son encerradas en jaulas desesperantes, y más grave e insoportable resulta el asunto de las peleas de gallos, a los cuales, de forma salvaje, cruel y despiadada, se les ponen navajas filosísimas para que se maten en las paleas, para diversión de unos pocos seres humanos que inclusive apuestan a que su gallo mate al otro con los navajazos.

Igualmente cavernario resulta echar a pelear los perros de forma clandestina. Es conocido que hay algunos seres humanos salvajes y despiadados que gozan echando a pelear a perros, para que igualmente unos descuarticen a otros, y por supuesto, el derramamiento de sangre en los animales les encanta, los hacen felices a estos seres humanos malvados.

También resulta repugnante, al menos para mí, que por diversión ruin de unos cuantos bandidos, un llamado torero mate a puñaladas a un toro en el redondel, o que se utilicen leones, elefantes, osos, monos, caballos, etc., en circos para diversión pagada por unos cuantos que ven este asunto como “arte”. ¿Arte?, del peor, del más malvado, seguramente.

Ley de Protección a los animales sigue sin aplicarse

Este tipo de padecimientos de maltratos crónicos a los animales en Managua y Nicaragua ocurren a pesar de que la Asamblea Nacional aprobó una Ley de Protección de los Animales hace ya varios años. Sólo se aprobó la Ley, pero no se la pone en práctica con las medidas estatales o municipales correspondientes, pues en Managua, por ejemplo, debieron crearse Veterinarias Municipales con sus médicos veterinarios, equipos, medicinas, comida, etc., para atender a los animales maltratados o que son echados a las calles, cauces, predios montosos, etc.

Tampoco se han dispuesto los instrumentos legales como Policía y Juzgados para castigar y penalizar a quienes dan maltrato a los animales. A estas alturas ya debieran haber seres humanos presos, o al menos multados como ocurre en Holanda y Estados Unidos, por este asunto de maltratar animales.

En Managua, León, Masaya, Chinandega, etc., ya debieran estar funcionando inclusive Cementerios para mascotas, para que los animales muertos no sean lanzados a cauces y predios baldíos, como ocurre con demasiada frecuencia en Managua. Esto de los animales muertos en cauces y calles contamina el Medio Ambiente, y causa mala impresión a visitantes extranjeros.

*Pablo Emilio Barreto Pérez: periodista, fotógrafo, investigador histórico, Cronista de la Capital, Hijo Dilecto de Managua, Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Orden José Benito Escobar Pérez de la Central Sandinista de Trabajadores (CST nacional), Orden Servidor de la Comunidad del Movimiento Comunal Nicaragüense y Orden Juan Ramón Avilés de la Alcaldía de Managua.

Teléfonos: 22703077 y 88466187,

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
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