Preso Pablo Emilio Barreto, Pablo Emilio Barreto preso por quema de Alcaldía de Managua, en noviembre de 1991

Pablo Emilio Barreto, Pablo Emilio Barreto preso por quema de la Alcaldía de Managua, en noviembre de 1991

Fue acusado de terrorismo y asonada por Arnoldo Alemán Lacayo, corrupto, saqueador de recursos municipales y estatales nicaragüenses, y su banda de bandidos

*Pablo Emilio Barreto Pérez

*Noviembre del 2020. Hace 29 años, en noviembre de 1991, fui acusado perversa y malvadamente de haber participado en la quema de varios apartamentos y edificios de la Alcaldía de Managua por el entonces Alcalde capitalino y su claque de bandidos en el Concejo Municipal del Municipio de Managua.

*Quedó plenamente demostrado que no estuve ni en los alrededores de la Alcaldía cuando se produjeron aquellos hechos de quema de una parte de la Comuna de Managua, provocados esos acontecimientos por el propio Arnoldo Alemán Lacayo, somocista confeso, saqueador de recursos materiales y financieros de la Alcaldía de Managua y después de recursos del Estado Nacional cuando ya era presidente, para desgracia y vergüenza de Nicaragua.

*En este escrito, no terminado todavía, estoy procesándolo, explico parte de lo que realmente pasó. Voy a convertirlo en un nuevo libro.

El nueve de noviembre de 1991, en pleno día, en la mañana, fueron incendiadas por ira popular algunas instalaciones de la Alcaldía de Managua, entre otras, oficinas del Edificio “H” y parte del Plantel “Cocos” (Dirección de “Limpieza Pública”), situado al Sur del Centro Comercial “ZUMEN”, en la entrada Noroeste al Barrio San Judas, debido a lo cual me mandaron a echar preso, por acusaciones y órdenes de Arnoldo Alemán Lacayo y los miembros serviles del Concejo Municipal UNO, integrado por: Roberto Cedeño Borgen, Julio Morales González, Clemente Guido Martínez, Yamileth Bonilla Madrigal, Medardo Umaña Traña, Adolfo Torrez Romero, Adolfo Brenes Mejía, Julio Espinal Sandino, José Antonio Jiménez López, Miriam Fonseca López, Gloria Orozco Quijano y Virginia Orozco Cruz.

Arnoldo Alemán Lacayo, entonces Alcalde de Managua, gracias a votos de tránsfugas y traidores, y varios concejales derechistas, entre otros, Julio Morales González, me mandaron a echar preso por esa quema de la Alcaldía de Managua, a pesar de que tenían conocimiento pleno de que no estuve ni en los alrededores del Centro Cívico “Camilo Ortega Saavedra” y tampoco en el Plantel “Cocos”.

Mandarme a echar preso por la quema de la Alcaldía de Managua fue revancha política somocista rabiosa de don Arnoldo Alemán Lacayo y su pandilla de saqueadores de la Comuna capitalina, la cual convirtieron en plataforma financiera para crear u organizar el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), uno de los instrumentos usados por Alemán Lacayo y su grupo para el despojo del erario de la Comuna Capitalina, primero, y del Estado después por medio de la Presidencia de la República, según quedó establecido en los juicios penales seguidos a “don Arnoldo” por corrupción, impulsados por quien fuera “su vicepresidente” y presidente liberal-conservador, el oligarca Enrique Bolaños Geyer.

Es de sobra conocido en Nicaragua que el régimen revolucionario sandinista fue atacado casi inmediatamente después del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista (julio de 1979) por el gobierno criminal genocida de Estados Unidos (que tenía a Nicaragua convertida en propiedad privada suya por medio de la dictadura somocista, también genocida), por los somocistas desplazados del Estado opresor del yanquisomocismo y por contrarrevolucionarios organizados y financiados por los halcones ultraderechistas imperialistas de Ronald Reagan, Bush (padre e hijo) y pandilla de asesinos del Pentágono (Ministerio de Defensa  o de Guerra) y la Central de Inteligencia  o CIA, todos promotores de crímenes de lesa humanidad y agresiones militares en territorios lejanos y ajenos al suyo.

Es igualmente de sobra conocido que la lucha sandinista popular callejera comenzó asimismo en Nicaragua casi al mismo tiempo en que el Frente Sandinista de Liberación Nacional perdió las elecciones en febrero de 1990, debido a la guerra de agresión del gobierno de Estados Unidos, con Ronald Reagan a la cabeza, y la contrarrevolución somocista y de sectores conservadores oligárquicos locales, todos los cuales mantuvieron una guerra sucia, guerra sicológica, campañas de terror mortal en contra de los sectores más humildes del régimen revolucionario, para meter miedo, implantar violencia planificada, con el fin de que los nicaragüenses sencillos le quitaran su apoyo al régimen sandinista de la década del 80.

Campaña terrorista para exterminar al FSLN

Aquella campaña terrorista estatal, de agresión militar, de deslegitimación política, de confusión ideológica, de bloqueo económico total, de sabotaje brutal a la economía popular, de injurias y calumnias por medio de sus medios informativos privados (periódicos, radios, televisoras, editoriales, revistas, folletos, boletines, cines, etc.), tanto dentro como fuera de Nicaragua, especialmente en los periódicos y televisoras con características imperialistas en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, etc., países neocoloniales éstos que utilizan esos medios informativos privados imperialistas, entre otros CNN, como punta de lanza de las guerras de agresiones, invasiones militares, saqueos o robos colosales en los países y pueblos agredidos, para cuyos objetivos mienten, mienten y mienten descaradamente.

Como no pudieron derrotar militar ni políticamente al régimen revolucionario sandinista, pues no lograron tomarse ni una sola Ciudad de Nicaragua con su campaña sanguinaria genocida de ataques bélicos terrestres, acuáticos y por aire a poblados fronterizos, por ejemplo, entonces pusieron en marcha un plan de desmantelamiento de todos los logros sociales, económicos, educacionales, políticos, de Reforma Agraria, de Reforma Urbana, de salud, en el transporte urbano e interurbano, en Alfabetización, en Educación de Adultos, en Educación Técnica y Profesional, en la producción agropecuaria, de los bancos al servicio de los sectores sociales más pobres, todo lo cual comenzó inmediatamente que el gobierno de doña Violeta Barrios viuda de Chamorro y la derecha neoliberal-conservadora, traidora,  vendida y arrastrada ante el gobierno criminal gringo,  tomó posesión del gobierno nicaragüense, en abril de 1990.

Además de la agresión militar terrorista yanqui mercenaria y somocista, en toda la década del 80, lo cual influyó para que perdiera las elecciones nacionales el FSLN en 1990, pues nos pusieron los calibres de ametralladoras, cañones y misiles amenazantes de una intervención militar norteamericana directa; los gringos agresores y sus lacayos internos arrastrados, todos vendepatria y traidores,  los nuevos gobernantes neoliberalesconservadores, en el mismo año 1990 del siglo 20, comenzaron a desmantelar los logros más importantes de la Revolución Popular Sandinista, entre otros:

-Desarticulación de la Reforma Agraria (contrarreforma), devolución de propiedades a los somocistas confiscados por el régimen revolucionario; desarticulación de la Reforma Urbana, persecusión judicial y policial, mediante desalojos violentos (inclusive quemas de casas en Chinandega, Matagalpa y Managua), en contra de 350 mil familias beneficiarias de las Leyes 85, 86 y 88, referidas a casas, lotes y tierras, que precisamente habían sido intervenidas y confiscadas a la familia Somoza, a sus allegados liberales cercanos; en los cuales se incluían generales, coroneles, mayores, capitanes y conocidos torturadores de la Oficina de Seguridad somocista y de los “escuadrones de la muerte” de la dictadura somocista genocida.

-Desarticulación de más de 500 empresas productivas del Estado (y de servicios también), dedicadas a la producción agropecuaria, con el fin de seguir mejorando la alimentación de todo el pueblo nicaragüense, incluyendo el renombrado Proyecto Lechero de Chiltepe, en la Península de Chiltepe; en Managua, y la Empresa Agrícola de Sébaco.

-Desarticulación total de la Educación de Adultos, la cual terminaba de capacitar a los alfabetizados de la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización de 1980. Incineración en crematorios  de todos los libros y folletos de la Alfabetización y Educación de Adultos, más los libros que se utilizaban para enseñar la Historia de Nicaragua con un nuevo enfoque materialista nacionalista;  desaparición también del  Museo de la Alfabetización y de todo aquello que estuviese relacionado con enseñarle a leer y escribir a los seres humanos humildes de la Ciudad y del Campo, todo lo cual fue ejecutado personalmente por el ultrarreaccionario fascista Humberto Belli Pereira (dirigente de la “Ciudad de Dios”, en Mangua), ministro de Educación del gobierno chamorrista-derechista-proyanqui-somocista de Violeta Barrios viuda de Chamorro.

-Despidos masivos de los técnicos (hombres y mujeres) de la Educación de Adultos y de la Alfabetización.

Despidos masivos en más de 500 empresas estatales desarticuladas

-Despidos masivos de las más de 500 empresas del Estado, ya mencionadas, y “licenciamientos” o despidos también masivos del Ejército Popular Sandinista, Ministerio del Interior y de la Policía Sandinista, más el inicio de una campaña ultraderechista furibunda en contra de los nombres y del contenido popular  del EPS y del Ministerio del Interior a favor de sectores explotadores de Nicaragua, con el fin de cambiarles los nombres a estas instituciones militares del Estado, defensoras de la Soberanía Nacional. Se calcula que fueron despedidos unos 500,000 empleados del Estado, especialmente aquellos que eran de filiación sandinista.

-Campaña también furibunda, llena de odio clasista derechista, casi inmediatamente después que tomaron el gobierno, para cambiarle los nombres patrióticos a Colegios, Escuelas, Hospitales, Centros de Salud, Mercados, Barrios, Colonias, Repartos, calles, avenidas, Centros de Desarrollo Infantil, Auditorios, Parques infantiles, Empresas del Estado y Parques Industriales. Tampoco se escaparon aquellos nombres de Unidades de Producción del Estado y Privadas, tanto en ciudades como en el campo.

-Mandaron a cerrar casi 4,000 Centros de Desarrollo Infantil Rurales y Urbanos, en los cuales eran ubicados decenas de miles de niños pequeños, todos los días, con comida y atención esmerada de trabajadoras sociales, mientras sus madres y padres laboraban en empresas privadas y del Estado, entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde. Sin asco los cerraron, y ni se disculparon con nadie.

-De inmediato comenzaron a reducir los presupuestos de Educación y Salud, e iniciaron la privatización de estos servicios públicos antes gratuitos. La gente llegaba a morir a los hospitales, mientras en los “Colegios Autónomos” (propiedad del Estado) se comenzó a cobrar a los padres y madres de familia, para que los chavalos pudieran estudiar en esos colegios públicos, antes totalmente gratuitos durante el gobierno revolucionario sandinista.

-A las universidades del Estado se les comenzó a negar su 6 por ciento establecido por Ley.

-Arnoldo  Alemán Lacayo, “oreja” de la Guardia Nacional en León, somocista confeso y confiscado, contrarrevolucionario, se convirtió en Alcalde de Managua en 1990, y comenzó el saqueo de  recursos financieros y materiales de la Comuna capitalina, con lo cual empezó a enriquecerse de manera fabulosa y de allí extrajo, mediante robos descarados, lo que más pudo para fundar su Partido Liberal Constitucionalista.

-Casi inmediatamente, el gobierno chamorrista desmanteló el Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, el cual ya tenía más de 100 años de estar funcionando y convertido en el transporte popular más barato de los nicaragüenses. Antonio Lacayo Oyanguren, el yernazo de Violeta Barrios viuda de Chamorro, mandó a vender los rieles, maquinaria, vagones, etc.,  como chatarra en otros países, mientras al mismo tiempo gobiernos imperialistas, superdesarrollados, construían un tren subterráneo de 36 kilómetros, por debajo del Canal de la Mancha, para transportar gente de un país a otro en la Europa neocolonialista “civilizada”.

-Al mismo tiempo, sin autorización de la Asamblea Nacional, la presidenta Barrios viuda de Chamorro, antipatriota, vendepatria como Emiliano Chamorro Vargas, José María “Chema” Moncada Tapia y Adolfo Díaz Resinos, le ”perdonó” la deuda de 17,000 millones de dólares al gobierno criminal genocida de Estados Unidos por su agresión militar, económica y por destrucción de infraestructura y matanza, nuevamente, de casi 40 mil seres humanos, en el territorio nacional nicaragüense, en la década del 80.

Esos 17,000 millones de dólares fue el precio de indemnización a Nicaragua impuesto mediante sentencia firme de la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas, ubicada en La Haya, Holanda. Esos 17,000 millones de dólares no los ha pagado el gobierno criminal genocida de Estados Unidos a Nicaragua, y con todo y sus intereses ya suman más de 50,000 millones de dólares. Deben pagarlos. ´Serán obligados a pagar.

-Devolución descarada de propiedades a somocistas que habían sido confiscados por el régimen revolucionario. Para obtener la devolución de propiedades, muchos antiguos somocistas ladrones se habían convertidos en “gringos caitudos”, es decir, además de protegerlos, de convertirlos en ciudadanos “honorables”, el gobierno criminal genocida yanqui los había convertido, de forma terrorista, en “ciudadanos norteamericanos”, y de ese modo vinieron a reclamar propiedades impunemente.

– Este gobierno chamorrista emprendió asimismo desmantelamiento y persecución de varios miles de sindicatos de la Central Sandinista de Trabajadores, de la Asociación de Trabajadores del Campo, de la Federación de Trabajadores de la Salud; también persecución a varias miles de Cooperativas Agrícolas, cuyas tierras de Reforma Agraria igualmente les eran arrebatadas.

-En Managua, Arnoldo Alemán Lacayo, además de saquear la Alcaldía, él y varios de los concejales liberales, socialcristianos y “comunistas”, usando el Departamento de Cultura, mandaron a borrar decenas de murales que habían sido hechos por artistas nacionales y extranjeros en numerosos muros capitalinos.

-Aquel gobierno chamorrista también emprendíó persecución en contra de los productores agrícolas y pecuarios patrióticos.

Cacería clasista y fascista contra sectores populares

En resumen, se emprendió una cacería de contenido clasista y fascista contra todo lo que tenía color de sandinista o de simpatizantes del sandinismo, y este asunto fue todavía más crudo y violento contra las 350,000 familias beneficiarias de casas, lotes y tierras de la Reforma Agraria, en contra de las cuales se orquestó una campaña articulada de despojos mediante sentencias judiciales civiles, fabricadas por decenas por jueces venales, corrompidos, en los Juzgados Civiles de Managua, León, Chinandega, Matagalpa, Masaya, Granada, Rivas, Estelí, Jinotega, Nueva Segovia, Chontales, Jinotega, Río San Juan, etc.

Sólo he citado unos cuantos elementos para emprender aquella cacería judicial, política y gubernamental neoliberal-conservadora-somocista-proyanqui en contra de pobres, esencialmente en contra de militantes, miembros y simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Estas persecusiones tuvieron como respuesta popular: manifestaciones callejeras, tomas de ciudades y carreteras, huelgas masivas de trabajadores organizados en sindicatos y federaciones, caminatas masivas de protestas, por ejemplo desde León a Managua; protestas contra las acciones vandálicas de Arnoldo Alemán Lacayo en la Alcaldía de Managua, pues todo mundo sabía que estaba saqueando o robando  recursos materiales y financieros de la Comuna capitalina; quemas de vehículos del gobierno y de la Alcaldía de Managua.

En fin, esta persecución judicial, gubernamental sistemática, más todo el accionar revanchista, provocador, pleitisto y vulgar de Arnoldo Alemán Lacayo en Managua, explotó con mucha violencia popular el nueve de noviembre de 1991 al conocerse que revanchistas “cabezas calientes” le colocaron una bomba al Mausoleo de Carlos Fonseca Amador, jefe de la Revolución Popular Sandinista, cuyos restos  están sepultados en el llamado Parque Central de la Plaza de la Revolución, frente al Palacio de la Cultura. 

El ocho de noviembre en la noche fue destruido el monumento al músico Luis Abraam Delgadillo, situado en el Parque Central, frente al Palacio Nacional de la Cultura. ¿Quiénes fueron los causantes de esta destrucción? Nunca se hizo una investigación oficial de la Policía, pero las sospechas indicaban que fueron los mismos revanchistas somocistas de Alemán Lacayo, para justificar, posiblemente, el atentado dinamitero planeado contra el Mausoleo a Carlos Fonseca Amador, ocurrido el nueve de noviembre de 1991, en la madrugada.

Alemán Lacayo y chamorrismo provocan ira popular incendiaria

La reacción popular airada, colérica, no se hizo esperar, porque don Arnoldo Alemán Lacayo y su claque política de bandidos y del mismo gobierno chamorrista, alentaban la violencia, la confusión, la anarquía y la revancha política antisandinista, realmente descarada, rabiosa.

Se quemaron camiones volquetes y otras maquinarias de la Alcaldía de Managua ese mismo nueve de noviembre en la mañana, cuando ya circulaban estos camiones en las calles capitalinas, especialmente en las cercanías de la Asamblea Nacional y de la Presidencia de la República, la cual funcionaba entonces, precisamente, donde hoy (2011) funciona la Asamblea Nacional.

Esa misma mañana del nueve de noviembre de 1991, varios grupos de ciudadanos capitalinos, algunos encapuchados, portando garrotes, piedras, varillas metálicas, procedieron a prenderle fuego a las oficinas del Alcalde Alemán Lacayo y a parte de las instalaciones del Plantel de Limpieza Pública, más conocido como “Cocos”, situado en la entrada Noroeste del Barrio San Judas.

Esa misma  mañana del 9 de noviembre de 1991 hubo mucha violencia en Managua y otras partes de Nicaragua, todo por la contraofensiva contrarrevolucionaria puesta en marcha por el gobierno chamorrista desde su instalación en abril de 1990, y especialmente por la revancha política furiosísima de don Arnoldo Alemán Lacayo, quien al final de cuentas usaba esta campaña política como “cortina de humo” para que le atenuaran las acusaciones públicas por los desmanes que ya cometía al apropiarse de recursos materiales y financieros de la Comuna capitalina.

Robadera de maquinaria y recursos financieros en la Alcaldía

Ya era conocido que Alemán Lacayo y sus compinches se habían “repartido”, por ejemplo, gran parte de la enorme cantidad de equipos o maquinaria pesados, dejados por la administración sandinista de Carlos Carrión Cruz, al entregar el gobierno municipal en abril de 1990.

Carrión Cruz, el último coordinador de la Junta de Reconstrucción de Managua por parte del gobierno revolucionario sandinista, tuvo el cuidado y la decencia administrativa de informar detalladamente cuáles eran los recursos materiales y financieros que dejaba ordenados en la Alcaldía de Managua. Carrión Cruz, inclusive, mostró virtualmente toda la maquinaria más importante de la Alcaldía de Managua, mediante un desfile de equipos frente al Teatro Popular Rubén Darío.

El 10 de noviembre, en la noche, otro grupo de desconocidos hizo estallar dinamita en la casa de Alemán Lacayo en El Crucero, cuando todavía este sector geográfico de 925 metros de altura funcionaba como Distrito VII de Managua. Actualmente es Municipio del  Departamento de Managua, con el nombre de El Crucero.

En la misma orilla de la Carretera Sur, también en El Crucero, explotó una bomba en el monumento que le hicieron a Jorge Salazar, un connotado contrarrevolucionario de la época de la agresión mercenaria-yanqui-somocista de la década del 80.

Retorno al nueve de noviembre de 1991. Los grupos que prendieron fuego en el “Edificio H”, u oficinas del Alcalde liberal somocista corrupto, Arnoldo Alemán Lacayo, y en el Plantel de Limpieza Pública “Cocos”, se movieron en dos grupos, según describieron los medios informativos locales de Managua.

Estos grupos se movieron de Norte a Sur, es decir, del lado de donde fue la Curia Arzobispal hacia el Edificio “H”, en que estaban ubicadas las oficinas del Alcalde  Arnoldo Alemán Lacayo, y de otros funcionarios, también provocadores del grupo del naciente Partido Liberal Constitucionalista (PLC), “criatura” política alimentada en esos momentos con recursos materiales y financieros de la Alcaldía de Managua.

Entre otras “fuentes informativas”, yo como periodista le daba cobertura a varias decenas de instituciones del Estado, de la Alcaldía de Managua y otras entidades privadas, por decisión del equipo de Dirección del Diario BARRICADA, Órgano Oficial (en ese entonces, todavía) del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Me llegan a traer preso en la Redacción del Diario BARRICADA

Ese nueve de noviembre de 1991, yo estaba en la Redacción del Diario BARRICADA (ubicado detrás de “Camino de Oriente”), elaborando precisamente la página “La Capital”, la cual escribía y editaba yo, y se publicaba los días lunes.

Más adelante veremos por escrito la constancia oficial del editor general de turno, Sergio D Castro, de que yo estaba allí en la Redacción del Diario BARRICADA al momento en que ocurrieron los hechos de la quema de la Alcaldía de Managua.

Es decir, no estuve ni en los alrededores de las oficinas de la Alcaldía de Managua, ubicadas en el Centro Cívico “Camilo Ortega Saavedra”; y tampoco en el Plantel de Limpieza Pública “Cocos”, aunque me hubiera gustado darle cobertura a estos hechos, pues por un lado es mi derecho profesional de periodista y, además, yo era el designado por la Dirección de BRRICADA para darle cobertura periodística a la Alcaldía capitalina.

Repito categóricamente: No estaba yo ahí en la Alcaldía ni en el Plantel “Cocos”, ni en sus alrededores.

Sin embargo, los revanchistas antisandinistas feroces y corruptos de la Alcaldía de Managua, encabezados por Arnoldo Alemán Lacayo, inventaron al instante que yo era uno de los jefes de los grupos incendiarios en oficinas del Centro Cívico “Camilo Ortega Saavedra”, específicamente en las oficinas del Alcalde (Alemán Lacayo) y en el Plantel “Cocos”.

Uno de los concejales leales y serviles arrastrados ante Alemán Lacayo, hasta escribió posteriormente un folleto, mediante el cual hasta dice que yo lo llamé por teléfono, amenazando con presentarme a causar daños en la Alcaldía y, además, se atrevió a afirmar mentirosamente que me vio encabezando a un grupo numeroso de incendiarios, cuando estos se desplazaban dentro del Centro Cívico “Camilo Ortega” y frente al “Edificio H”, donde estaban ubicadas las oficinas del Alcalde corrupto.

Por supuesto, debo afirmar desde mi punto de vista personal que Alemán Lacayo y su grupo de mercenarios y serviles provocaron aquella situación política violenta, pues el Alcalde (Alemán Lacayo), su naciente Partido Liberal Constitucionalista con restos del somocismo genocida en la Alcaldía, jueces civiles venales de Managua y otras partes de Nicaragua, el mismo gobierno neoliberal-conservador-proyanqui de doña Violeta Barrios viuda de Chamorro y de su “yernazo” Antonio Lacayo Oyanguren, y otros, como digo en el comienzo de este trabajo de contenido histórico, estaban desbocados, furiosamente, con pretensiones de desarticular y exterminar todo aquello que fuese sandinista; perseguían policial y judicialmente a las 350,000 familias beneficiarias de las Leyes 85, 86 y 88, o sean por casas, lotes y tierras transferidas por estas leyes a familias mayoritariamente pobres, en toda Nicaragua, especialmente en Managua.

Contraofensiva popular

Las fuerzas políticas sandinistas (Movimiento Comunal Nicaragüenses, sindicatos de la Central Sandinista de Trabajadores, Asociación de Trabajadores del Campo, Desmovilizados del Ejército Popular Sandinista y de la Policía Sandinista; Asociación de Educadores ANDEN, “Recompas” o “Rearmados”, Asociaciones de Pobladores, Federación de Cooperativas Agrícolas y Agropecuarias, Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), algunas no controladas por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, habían reaccionado de manera organizada, conscientes de su papel revolucionario sandinista y de que no debían dejarse arrebatar sus logros por caprichos desenfrenados de sujetos malvados como Arnoldo Alemán Lacayo y su pandilla, y en consecuencia, estos grupos de sandinistas y no sandinistas, se dispusieron a defenderse y a la vez pusieron en práctica operaciones ofensivas resueltas como esta de la quema de parte de la Alcaldía de Managua, como advertencia de que Alemán Lacayo y su grupo de bandidos seguidores del somocismo genocida y de los yanquis agresores, no podrían con los logros del régimen revolucionario sandinista, a pesar de que éste haya perdido las elecciones de 1990, lo que realmente ocurrió por la guerra de agresión mercenaria somocista-yanqui de la década del 80 y porque prácticamente nos colocaron pistolas en la cabeza con la amenaza de invasión militar directa por parte del gobierno imperialista criminal genocida de Estados Unidos.

Casi al mismo tiempo de la quema de algunas oficinas en la Alcaldía de Managua, Alemán y sus secuaces más cercanos, entre otros, los concejales aliados y leales a su “criatura naciente” del Partido Liberal Constitucionalista en la Alcaldía de Managua, entre otros, los ediles: Roberto Cedeño Borgen (vicealcalde) , Julio Morales González, Clemente Guido Martínez, Yamileth Bonilla Madrigal, Mario Avilés Torrez, Medardo Umaña Traña, Adolfo Torrez Romero, Rodolfo Báez Gómez, Adolfo Brenes Mejía, Julio Espinal Sandino, José Antonio Jiménez López, Miriam Fonseca López, Gloria Orozco Quijano y Virginia Orozco Cruz, procedieron a lanzar acusaciones de que el jefe de los incendiarios de la Alcaldía de Managua era  el Comandante Daniel Ortega Saavedra, y que yo era uno de los jefes de los grupos que habían prendido fuego en la Comuna capitalina.

Supuestamente, según publicaron medios informativos locales, estos revanchistas, jefeados por Alemán Lacayo, en una encerrona decidieron a quiénes acusarían por la quema de la Alcaldía y elaboraron una lista de 51 personas, entre las cuales incluyeron al Comandante Ortega Saavedra y a mí.

Elaboraron la lista, cuyo documento formal, con membrete y sello de la Secretaría del Concejo Municipal, fue firmado por Julio Morales González, quien fungía como Secretario del mencionado Concejo. Ese listado fue pasado inmediatamente al ministro de Gobernación del gobierno de Violeta Barrios viuda de Chamorro. Éste le dio el trámite correspondiente hacia los órganos de Investigación de la Policía Nacional, antes Policía Sandinista.

Se dijo en esos días que 11 ciudadanos de Managua habían  caído presos por la quema de la Alcaldía de Managua y 55 eran acusados de “terrorismo y asonada” por los terroristas del neoliberalismo imperialista yanqui, oligárquico local y  los vendidos de siempre.

Estas acusaciones fueron presentadas, mediante listado oficial, membretado y firmado, por Alemán Lacayo, Julio Morales González y “compinches” ante la Procuraduría de Justicia y del Ministerio de Gobernación, encabezado en esos momentos por el ingeniero Carlos Hurtado, quien confirmó la versión de que el Alcalde Alemán Lacayo y concejales de la Unión Nacional Opositora (UNO) eran los firmantes de tales acusaciones, en las que el comandante Daniel Ortega Saavedra aparecía como “instigador” y “jefe” de las quemas en la Alcaldía de Managua y parte de sus equipos y oficinas.

El batallar antisomocista de obreros, campesinos, trabajadores organizados en Sindicatos de la Central Sandinista de Trabajadores, de la Asociación de Trabajadores del Campo, en FETSALUD (trabajadores de la salud), el propio Frente Sandinista de Liberación Nacional, Asociación de Mujeres Luisa Amanda Espinoza, Combatientes y Colaboradores Históricos del FSLN, desmovilizados o despedidos del Ejército Popular Sandinista y del Ministerio del Interior, pobladores organizados en el Movimiento Comunal Nicaragüense, todos, mientras tanto, continuaban la lucha callejera contra Alemán Lacayo somocista y del gobierno neoliberal-conservador-yanqui, porque todas las acusaciones gubernamentales y del Alcalde capitalino contrarrevolucionario estaban dirigidas, por supuesto, hacia el exterminio del  Frente Sandinista de Liberación Nacional y su militancia sandinista, patriótica, revolucionaria y de Defensa de la Soberanía Nacional, mancillada nuevamente por traidores y mercenarios nicaragüenses en favor del gobierno criminal de Estados Unidos y de la oligarquía de Nicaragua.

55 capitalinos acusados de “terrorismo y asonada” por Alemán y su claque

Las acusaciones contra el sandinismo revolucionario iban de oficina en oficina, en páginas de periódicos, noticieros radiales y de televisión, especialmente del Ministerio de Gobernación a la Procuraduría de Justicia y Juzgados del Crimen de Managua, en contra de los 55 capitalinos-nicaragüenses puestos en listados de “terrorismo y asonada” por los terroristas estatales neoliberales, promotores de los llamados “Ajustes Estructurales”, ordenados al gobierno títere de los yanquis, llamado gobierno de Violeta Barrios viuda de Chamorro.

En el Diario BARRICADA, Órgano Oficial del Frente Sandinista en ese momento, sabíamos que había 11 ciudadanos ya presos por estas acusaciones de “terrorismo y asonada”.

En mi caso personal, no me notificaron oficialmente nada, pero el 29 de noviembre de 1991, a las dos de la tarde, se presentó una patrulla de la Policía Nacional en el patio frontal del Diario BARRICADA.

Todos en el Diario pensaron, incluyendo yo mismo, que varios oficiales de la Estación Tres de la Policía, ubicada en el Barrio Altagracia de Managua, llegaban en “visita de rutina, para conocer incidencias sospechosas en el sector del llamado “Camino de Oriente”, donde estuvo ubicado el periódico BARRICADA.

Desde el interior de la Redacción del Diario BARRICADA se podía ver hacia el patio frontal, por medio de ventanas de vidrio. Pude ver que se bajaron tres oficiales de la Policía Nacional. Estos entraron a las oficinas y fueron directo a la Dirección del Diario.

En esa Dirección de BARRICADA estuvieron unos diez minutos. Acompañados por el director, entraron a la Redacción del Diario, y fueron hasta donde yo estaba escribiendo frente a mi computadora. Sin rodeos, uno de los oficiales, con rango de subcomisionado, me comunicó que llegaba a notificarme que por órdenes del ministro de Gobernación, Carlos Hurtado, quedaba detenido a partir de ese momento, acusado por “terrorismo y asonada” por parte de los terroristas encabezados por Arnoldo Alemán Lacayo.

Preso en una celda de la Estación Tres de Policía

Pedí en la Redacción de BARRICADA que llamaran por teléfono a mi esposa Anabelle Barrera Argueta y a mi madre, Rosa Pérez Juárez. Me subieron a la patrulla policial y me llevaron directamente a la Estación de Policía, donde me ubicaron en una celda de las llamadas “detenciones preventivas”.

A la propia celda en que me habían ubicado, llegó el jefe de la Estación III de la Policía, Ernesto “Tito” Zamora, quien me explicó: “La Policía Nacional sólo cumple órdenes del ministro de Gobernación al detenerlo y ponerlo en esta celda. A usted y a un grupo de ciudadanos de Managua, los acusa el Alcalde Alemán Lacayo porque supuestamente le prendieron fuego a parte de las instalaciones de la Alcaldía de Managua”.

Zamora me puso a la orden del capitán José Márquez, quien fungía como jefe de investigaciones en esta unidad de la Policía en Managua. Márquez al mismo tiempo me puso a disposición de otros de los investigadores, quien me dijo que en esa celda dormiría esa noche, y que al siguiente día procederían a interrogarme. “No tema, nada malo le va a pasar”, me dijo Márquez al reaparecer por la celda.

Efectivamente, al siguiente día 30 de noviembre, me sacaron de la celda y me llevaron a una oficina, donde me esperaba uno de los investigadores. Éste me saludó cordialmente y me comunicó, nuevamente, que estaba yo detenido por acusaciones de “terrorismo y asonada”, formuladas por el Alcalde de Managua, Arnoldo Alemán Lacayo.

Me preguntó sobre dónde estaba yo el nueve de noviembre al momento en que eran incendiadas por grupos de manifestantes varias oficinas y planteles de la Alcaldía de Managua. Le respondí que estaba en la Redacción del Diario BARRICADA, preparando, escribiendo y editando, una página titulada “La Capital”,  la cual se publicaba los días lunes. En esta página y mediante las noticias cotidianas que yo conseguía en la misma Alcaldía, se denunciaban los desmanes de corrupción, robos y saqueo de las arcas de la Comuna capitalina por parte del Alcalde y funcionarios corrompidos colocados allí por Alemán Lacayo.

“No estuve ni en los alrededores de las oficinas de la Alcaldía, tampoco cerca del Plantel de Limpieza Pública “Cocos”. Me hubiera gustado estar allí durante esos sucesos, porque la Alcaldía de Managua es una de mis fuentes periodísticas, y como periodista tengo derecho a darle cobertura”, le dije al investigador entrevistador de la Unidad de Policía.

Diarios nacionales destacan mi prisión en sus portadas

Ese día 30 de noviembre los principales diarios de Nicaragua, noticieros televisivos y radiales se hicieron eco de mi captura y prisión, ordenada por el corrompido somocista Alcalde de Managua, Alemán Lacayo.

Los encabezados o titulares principales del Diario BARRICADA y de El Nuevo Diario eran, respectivamente, los siguientes: “Ordenan  arrestar a PEBP” y sobre título: “Juicio político contra periodista de BARRICADA”. “Persecución a periodista”, expresaba El Nuevo Diario y un sobretítulo: “Arresto para Barreto, víctima de orejas de Alemán”. Estos titulares ocuparon todo lo ancho de las portadas de ambos diarios capitalinos.

BARRICADA, inclusive, publicó un editorial en la misma primera plana, titulado: Libertad de expresión está amenazada. Al siguiente día, primero de diciembre, también en la portada, BARRICADA publicó otra información con el siguiente título: Burda acusación a PEB y BARRICADA, con el sobre título: Veterano reportero denuncia a Hurtado y Alemán. Debajo del titular el siguiente asterisco: Un acto atentatorio a la libertad de expresión. En páginas interiores, en Nacionales de ese mismo día primero de diciembre, BARRICADA a ocho columnas tituló: Persecusión a Barreto atenta contra diálogo, con el sobretítulo de: Delito: ser vocero de las mayorías.

El primero de diciembre, el Nuevo Diario a ocho columnas, en la portada, en la parte superior:  ¡Periodismo en peligro¡, con el sobretítulo: Juicio a PEB, otro zarpazo a la libre expresión. Y debajo del título: varios asteriscos: Periodistas de diversos signos políticos coinciden: ¡No¡ a mordaza. UPN debe ser radical y demandar inmediata libertad de Barreto. Grave precedente que evidencia lo incompatible de libertad con verdugo. No sabemos hasta qué límites llegará el revanchismo político.

El dos de diciembre, en su portada, en el centro, BARRICADA, dándole seguimiento a las acusaciones en mi contra y por los peligros en contra de los periodistas antisomocistas, tituló nuevamente: Periodismo en momento de unidad, con un sobretítulo: Repudian persecusión a PEB. Debajo el siguiente asterisco: A ningún periodista se puede agredir por trabajar.

El tres de diciembre, El Nuevo Diario tituló: ¡Alemán miente¡, con el sobre título: Policía afirma que lista fue enviada de la Alcaldía a Gobernación. Ese mismo tres diciembre, a ocho columnas, en la parte superior del periódico, BARRICADA publicaba el siguiente título: Alemán cogido en mentira. El sobretítulo fue: Ministro Hurtado confirma: Alcaldía entregó listas. Bajo el título, un asterisco: Se retracta en caso Pablo Emilio Barreto.  En el lado derecho, debajo del título principal, BARRICADA publicó el siguiente título con otra información: Acogen “Habeas” a PEB, con el asterisco: Juez ejecutor se pronuncia hoy.

El cuatro de diciembre, en su portada, a dos columnas, con mi foto, título grueso a tres líneas, BARRICADA tituló: Barreto hoy a introducir un “Habeas”, con el sobretítulo:  Sedentarismo forzoso lo irrita”. Esta información comenzaba en la primera página y ocupaba el espacio casi completo de una página interior de BARRICADA con otra fotografía mía.

El dos de diciembre, mientras, el jefe de la Policía en la Estación Tres, Ernesto “Tito” Zamora, me comunicó que por disposición del ministro de Gobernación y de la Policía “le damos casa por cárcel. Nosotros iremos a constatar todos los días si realmente está usted en su casa”.  Me fueron a dejar a mi casa en una patrulla de la Estación Tres de Policía.

Mi arresto domiciliar ampliado a la Ciudad de Managua

Los dos periódicos,  BARRICADA Y El  Nuevo Diario, en todos los noticieros televisivos y radiales, de Managua y resto del país, en revistas especiales en Managua, en boletines de centrales sindicales como la CST Nacional y la José Benito Escobar capitalina, en la Asociación de Trabajadores del Campo, también mediante artículos periodísticos y de ciudadanos capitalinos, publicaban sobre las arbitrariedades del gobierno de Violeta Barrios viuda de Chamorro y del Alcalde en mi contra; se abordaba el asunto de la violencia en discusiones en universidades, en reuniones partidarias, en asambleas de barrios o vecindarios.

Este asunto de echar presos a numerosos ciudadanos capitalinos y poner en un listado de acusados por terrorismo y asonada a más de 50 personajes capitalinos por violencia que habían provocado precisamente el gobierno neoliberal-conservador-proyanqui genocida y el Alcalde somocista corrompido en Managua, tenía o tuvo trascendencia nacional y grandes discusiones por todos lados.

La Asamblea Nacional, por ejemplo, ordenó que se investigaran los hechos de violencia y las acusaciones de Arnoldo Alemán Lacayo ante la Procuraduría de Justicia y el Ministerio de Gobernación. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), su Consejo Nacional y su Secretaría General, condenaron la persecusión revanchista emprendida por el Alcalde somocista Arnoldo Alemán Lacayo en contra de un grupo de ciudadanos de Managua.

La disputa pública continuó. BARRICADA, mientras tanto, publicó otra noticia periodística relacionada con mi arresto domiciliar: Arresto de Barreto ampliado a la ciudad, con el sobretítulo: Hoy definen lo que va a Procuraduría.

Efectivamente, la Jefatura de la Estación Tres de Policía me comunicó que mi arresto domiciliar se transformaba en arresto dentro de la ciudad de Managua. Esto me permitía seguir laborando en mis obligaciones cotidianas de periodista, fotógrafo, investigador y editor de páginas en el Diario BARRICADA.

Al quedar envuelto en su propia maraña, el Alcalde Alemán Lacayo y sus concejales, todos salían dando entrevistas, declaraciones de “yo no fui…yo no he denunciado ni acusado a nadie”.  El propio Arnoldo Alemán Lacayo se retractó de las acusaciones formuladas ante la Procuraduría y el Ministerio de Gobernación.

Yo le daba cobertura periodística, todos los días a la Alcaldía de Managua, porque era una de mis alrededor de 30 fuentes periodísticas, unas asignadas formalmente, y otras, que por voluntad propia reporteaba en ellas en busca de noticias, reportajes, crónicas, artículos, reseñas, etc.

Como ya no estaba yo preso de forma efectiva, tenía la Ciudad de Managua por cárcel, entonces mis jefes en BARRICADA me enviaron a darle cobertura nuevamente a las sesiones del Concejo Municipal, presidido por Arnoldo Alemán Lacayo, mi acusador y denigrador principal en este asunto mencionado.

Él, Alemán Lacayo, y varios concejales me ofrecieron disculpas hipócritas, y personalmente el Alcalde fue a darme la mano y a abrazarme, todo lo cual fue registrado por numerosos periodistas y fotógrafos en el local de sesiones del Concejo Municipal.

Sin embargo, las acusaciones por “terrorismo y asonada” no fueron suspendidas formalmente. El circo de acusaciones de Alemán Lacayo y los concejales de la Unión Nacional Opositora (en ese momento ya no eran opositores) tenía como finalidad, no me cabe duda, una campaña de exterminio del sandinismo en Nicaragua.

Tiro por la culata

“Le salió el tiro por la culata” porque las protestas airadas y cada vez más fuertes y nutridas en Managua y el país por parte de organizaciones populares, partidos políticos, Unión de Periodistas, gremios de periodistas, centrales sindicales, universidades, intelectuales, directores de medios de comunicación, asociaciones de comerciantes, protestas airadas de diputados en la Asamblea Nacional, las consideraciones oficiales del Frente Sandinista sobre el tema, discursos del Comandante Daniel Ortega Saavedra respondiendo formalmente a las amenazas políticas de exterminio del sandinismo por parte de la derecha somocista trasnochada…sí, todo esto puso en alerta al grupito violento de Alemán Lacayo, a la misma burguesía y oligarquía local, encabezada en ese momento por el gobierno neoliberal-conservador-somocista-proyanqui genocida, y, al parecer, procedieron a detener la persecusión desenfrenada que habían iniciado.

Continuaron las publicaciones de noticias, crónicas, artículos de opinión, reseñas sobre este tema de las acusaciones terroristas de “terrorismo y asonada”, por los sucesos violentos de noviembre y por la quema de parte de las instalaciones en oficinas centrales de la Alcaldía y del Plantel de Limpieza Pública, llamado de “Cocos”. Periodistas serviles, arrastrados y empleados de Alemán en la Alcaldía, también publicaban artículos y comentarios en sus radioemisoras o en programas radiales que tenían contratados, en este caso, todos en contra de los ciudadanos capitalinos presos y particularmente en mi contra.  Estos, quizás, representaban un cinco por ciento del total de periodistas progresistas o en desacuerdo con las prácticas arbitrarias, corruptas y de terrorismo somocista proyanqui de Arnoldo Alemán Lacayo y secuaces más cercanos.

El poeta Luis Rocha, responsable de asuntos culturales en El Nuevo Diario, escribió un cuento corto, sobre este tema de Alemán Lacayo en mi contra. Rocha en su cuento exponía el sueño de que ojalá hubiera reconciliación del Alcalde capitalino con sus adversarios en Managua, los cuales habían crecido por su conducta violenta, defensora del somocismo genocida, corrompida y por la persecución a periodistas y ciudadanos que no estuviesen en favor suyo.

Este cuento de Luis Rocha lo publicó El Nuevo al acercarse el 25 de diciembre de 1991. Y finalmente, la Asamblea Nacional aprobó un decreto de amnistía, firmado por la presidenta neoliberal-conservador-proyanqui genocida, Violeta Barrios viuda de Chamorro, publicado el 22 de diciembre de 1991, en favor de más de 50 capitalinos acusados de “terrorismo y asonada”, entre ellos el Comandante Daniel Ortega Saavedra y yo.

Se dijo entonces que Alemán Lacayo no estuvo de acuerdo con el decreto de amnistía, aunque no lo dijo públicamente.

Oficiales de la Estación Tres de la Policía Nacional, mientras tanto, me llegaron a comunicar al Diario BARRICADA, que quedaba suspendida definitivamente lo “ciudad por cárcel” en mi contra, debido a que entraba en vigencia inmediata el decreto de amnistía del gobierno chamorrista y de la Asamblea Nacional.

Escrito en noviembre del 2020.

Seguiré escribiendo sobre este tema para convertirlo en un libro.

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
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