Nimbú, Nimbú en medio de montañas de nebliselva jinotegana, donde se ven decenas de aves, monos, cuyusos, mapaches, y la neblina colándose entre ramas y árboles

*Nimbú se ubica a más de mil metros de altura, en medio de montañas de tranquilidad y paisaje. Allí uno puede observar unas 60 aves diferentes

Nimbú en medio de montañas neblinadas de Jinotega

Pablo E. Barreto Pérez

“Bien venidos a nuestro refugio. Te encuentras en un pequeño parche de bosque, donde habitan diversas especies de flora y fauna. Para tu comodidad y tranquilidad toma en cuenta:

“Puede llegar a hacer mucho frío. Si no andas abrigo, solicita uno. Procura no hacer senderos sin acompañamiento local. No olvides tu lámpara por las noches. Si ves algún animalito que no reconoces, por favor consulta con el guardabosque. Cualquier cosa que necesites, solicita apoyo con el área de servicios. Disfruta de tu estadía”. Firma: Iván Ramírez Barrera.

Al momento de llegar a Nimbú, también se entrega el menú para quienes visitan este refugio de animales silvestres, de numerosas aves locales y migratorias, en un bosque en medio de las montañas encumbradas y de nebliselva de Jinotega.

Ese menú presenta lo siguiente:

Desayuno: Frijoles cocidos, huevos revueltos, cuajada o queso y tortilla. Nica: Gallopinto, huevos revueltos, queso o cuajada y tortilla. Almuerzo: Sopa de pollo y arroz. Pasta boloñesa, queso y   pan de ajo. Cena: Crema de tomate, acompañado con arroz, totopos y queso crema. Asado de chorizos, papa, pico de gallo. Aperitivos: Pizza margarita. Cazuelita de frijoles.

En Chorotega y Mangue, Nimbú significa agua. En toponimias nicaragüenses, Nimbú se escribe sin acento en la u. Este Refugio Nimbú es nuevecito. Está desarrollándose actualmente con infraestructura y senderos, para recibir visitantes, especialmente investigadores de flora y fauna, incluyendo aves.

Nimbú es un bosque montaña de nebliselva, ubicados unos cuatro kilómetros al Norte de la Ciudad de Jinotega. Nimbú colinda con la Reserva Natural Cerro Datanlí- Diablo, la cual tiene una extensión de dos millones 242 mil hectáreas, en selvas profundas, típicas de bosques de nebliselva, llamadas por los vecinos: Montañas de tranquilidad y paisaje”.

Precisamente, Nimbú es un bosque de nebliselva, en la orilla de la Reserva Natural mencionada, con las mismas características orográficas, ecológicas, de clima frío y ambiente muy tranquilo.

Tiene un poco más de tres manzanas de extensión, en las cuales abundan árboles viejos y jóvenes, entre los cuales se localizan una abundante flora propia de la zona y aves locales y migratorias, entre otras, quetzales y tucanes.

Esta zona montañosa de nebliselva se extiende, por ejemplo, en cierto modo, como parte de la Reserva Natural Cerro Datanlí-Diablo, hacia cumbres más elevadas de hasta 1200 metros de altura.

Iván nos invitó a mi esposa Anabelle y a mí para que fuésemos a conocer esta maravilla selvática natural. Un poco al Norte de la Ciudad de Jinotega, quizás, repito,  unos cuatro kilómetros, uno abandona la carretera pavimentada en el kilómetro 151.5 y se adentra por una vía de tierra, en buen estado, en la cual circulan hasta autobuses para el transporte colectivo de ciudadanos de 12 comunidades rurales, residentes a lo largo de la Reserva Natural Cerro Datanlí- Diablo.

Montañas de tranquilidad y paisaje

Estos ciudadanos van y vienen de la Ciudad de Jinotega, donde compran las mercancías no existentes en la Montaña de tranquilidad y paisaje.

Bienvenidos a Nimbú indica un rótulo de entrada a este Refugio de Iván, biólogo de profesión y estudioso de la flora y fauna nacional, ya tiene identificadas numerosas plantas existentes en Nimbú, y nos mostró un listado breve: caimito, granadillo amarillo, guaba, tempisque, lisaquín, lechoso, álamo, limoncillo, espnillas, coyolillo, jenjibre blanco, canasta, garranchuela, oreja de gato, flor pastel, culantrillo…

Helecho arborescente, conocida como cola de mico, es otra de las plantas ya identificadas en la flora de Nimbú. Cola de mico es una planta que no ha evolucionado mucho a lo largo de siglos, explica Iván.

Abundan las orquídeas. En árboles enormes, muy altos, medianos y arbustos, uno puede ver, observar cómo centenares de plantas crecen y se desarrollan en los troncos y ramazones hacia el cielo.

Al ver estas características de la flora de Nimbú, me sentí como si estuviera de nuevo en el lado Este del Volcán Mombacho, donde el clima es frío, el bosque es de nebliselva y abundan de forma extraordinaria las plantas crecidas y desarrolladas en los troncos y ramas de los árboles.

Cuando llegamos a Nimbú ya era de tarde y el frío apretaba. Fuimos recibidos por Iván y Adán, el guardabosque, quien se encarga del cuido del bosque, de los gallos, patos, cabros, venados y una preciosa perrita negra, llamada: “Monita, la come monos”.

Iván y Adán nos facilitaron abrigos y nos alojaron en una cabaña, la cual tiene cuartos arriba y abajo, en dos pisos, ubicada en el centro de Nimbú. Cerca de la entrada de Nimbú está la casita en que residen Adán, su esposa Marjurie y sus dos hijas.

En Nicaragua estábamos afectados por los llamados frentes fríos cuando llegamos a Nimbú. Pronto, muy pronto, al aproximarse la tarde la niebla selvática jinotegana empezó a colarse entre las ramas y hojas de árboles y arbustos.

El frío fue creciendo al aproximarse la noche neblinada. Hicimos una rueda en la parte baja de la cabaña. Iván y Adán colocaron en el centro un recipiente metálico con piedras pómez dentro y la desembocadura de un tubo conductor de gas propano. Se encendió el gas, se alzaron un poco las llamas para calentarnos en rueda, mientras ajustábamos asimismo los abrigos sobre camisas y blusas, calcetines gruesos, pantalones dobles, y acercándonos lo más posible al calor del fuego. También hay fogatas al Sureste de Nimbú, en la orilla de uno de los senderos.

Rugidos y cantos de la naturaleza

La cena fue muy parecida a la anunciada en el Menú señalado al comienzo de este escrito. A los ruidos de la conversación se agregaban los rugidos, gruñidos, aullidos de más de 100 decibeles de una banda de monos, cuyas voces, salidas de gargantas muy fuertes, se prolongaban en el eco típico de la prolongación de los ruidos en la selva nutrida de Jinotega.

Se oían también los graznidos de varios gansos, los cuales son todo un espectáculo natural en la entrada a Nimbú. Buscaban cómo acomodarse en los refugios que les han hecho en Nimbú a ellos, a varias gallinas y un gallo. Por alguna razón se oían también los latidos, ladridos fuertes de Monita.

En esa reunión envuelta en un clima de 11 grados, nos contaron que Monita acompaña todos los días a las dos niñas de Adán en rumbo a la Escuela, ubicada a un poco más de dos kilómetros montaña adentro, donde esta perrita maravillosa espera la salida de las dos niñas del aula de clases. Las dos niñas y Monita vuelven juntas a Nimbú un poco después del medio día.

Nos fuimos a dormir a las diez y media de la noche, envueltos en dos colchas calientes, más los abrigos y calcetines gruesos. Antes de dormirnos, escuchamos los ruidos de rachas de viento deslizándose entre la tupida arboleda y arbustos de Nimbú.

Repito: Nicaragua estaba influenciada por “frentes fríos” en ese momento. Con las colchas gruesas, los abrigos y calcetines también gruesos, evadimos el frío.

A las cinco de la mañana, escuchamos el canto del gallo de Nimbú, el cual duerme bien resguardado con las gallinas y los patos gansos. También se oían cantos variados de pajaritos, acompañados por la música sutil de la selva jinotegana. Tuve la impresión de que esos cantos son los relojes de la montaña.

Antes de las seis de la mañana del siguiente día, mi esposa Anabelle y yo nos levantamos y abrimos la puerta del segundo piso de la cabaña. En la propia entrada, en el porche externo, nos encontramos a numerosos pajaritos, de variados colores, como en son de fiesta y en busca de comida.

Revisamos el termómetro de entrada del segundo piso de la cabaña y vimos que marcaba once grados. La niebla plomiza y blanca se deslizaba como plumas muy livianas entre árboles y ramas. No se podía ver más allá de unos diez metros.

Nuevamente, oímos el gruñir, el rugir ronco y sonoro de monos. “Con frecuencia, en bandada, vienen a Nimbú, donde saltan de ramas en ramas, de unos árboles a otros, en busca de comida y al parecer diversión también”, comentó Adán, el guardabosque, quien se conoce este pedazo de selva como sus manos.

Conforme el Menú ofrecido por Iván, desayunamos en medio de la montaña, mientras la neblina todavía se deslizaba a poca altura entre arboleda tupida y matorrales. El desayuno estuvo acompañado de un café caliente, riquísimo, cultivado, cosechado, tostado y molido allí mismo en Nimbú y sus alrededores. El café y la comida se enfriaban con alguna rapidez por el frío intenso.

Recorrido por senderos en todo Nimbú

Terminado el desayuno, Iván y Adán nos condujeron a conocer toda la extensión de Nimbú por medio de senderos. Ya eran las ocho de la mañana y continuaba frío y húmedo el ambiente en Nimbú.

En el lado Suroeste, fuera de Nimbú, encontramos cultivos de hortalizas: repollos, lechuga, zanahorias, remolachas, papas y granos básicos. Era un plantío en medio del bosque selvático.

Yo andaba admirado, embelezado, viendo árboles gigantes, viejos y jóvenes, y cómo la mayoría de esos árboles y arbustos son la casa, el ambiente, la vida, de centenares de plantas, incluyendo numerosas especies de orquídeas. En los troncos y ramas de árboles y arbustos estas plantas pequeñas hacen su vida natural, para admiración de seres humanos y para enorme utilidad alimenticia y de refugio de numerosos animales, incluyendo insectos y aves.

Por donde quiera se ven flores de variadísimos colores, especialmente de orquídeas. Recorrimos varios senderos. Conocimos cabritos y venados bien resguardados en una casita amplia, especial para ellos. En el día, estos cabros y venados son conducidos, con medidas especiales, para que coman en la abundante flora de Nimbú y de sus alrededores.

Conocimos la casita en que residen Adán con su esposa Marjurie y sus dos hijas menores de edad. Iván y Adán nos mostraron el sistema de agua potable, extraída del subsuelo del mismo Nimbú, y distribuida por cañería por gran parte del territorio de Nimbú. Es decir, en medio de la selva, hacia distintos puntos un poco lejanos.

“Es agua muy buena, limpia, extraída del subsuelo de Nimbú con todos los requisitos exigidos para consumirla”, comentó Iván, mientras mostraba al mismo tiempo cómo está enterrada la tubería de desagüe (“aguas servidas”) hacia el lado Oeste, en un hueco grande, parecido a las llamadas “lagunas de oxidación”, cerrado herméticamente y con respiraderos.

Fuimos a una lagunita, en la cual se bañan y divierten los patos gansos. Esta lagunita está siendo acondicionada con una construcción parecida a un muelle, con el fin, por ejemplo, de irse a sentar allí en la tarde, en medio de la frescura agradable de las montañas de nebliselva de Jinotega.

Unas 60 aves diferentes pueden ser observadas en Nimbú

Almorzamos conforme el Menú ofrecido por Iván. La tarde fue dedicada a hacer nuevos recorridos por los senderos y para observar más cuidadosamente la flora y la fauna terrestre  y aérea. Durante ese recorrido, Anabelle y yo vimos tucanes grandes, muy coloridos, en las cumbres de árboles muy altos.

Según Iván, hay días en que es posible, ver, observar hasta unas 60 aves o más. También hay días en que se ven muy pocos pájaros en las ramas de la arboleda tupida de Nimbú.

Larry Josué Rayo Oporta, estudioso de aves, ya estuvo dos veces en Nimbú. Durante sus dos recorridos, usando binoculares, identificó las siguientes aves: Colibrí violeta, Amazulia canela, Trogon elegante, Guardabarranco común,  Carpintero crestirojo, Carpintero careto, Esparulilla común, Tucán picoiris, Tucancillo verde, Tucancillo collarejo, Güis común, Atila rabiamarrilla, Charralero rufiblanco, Zorzal piquinaranja, Tangara veranera, Tangara azulada, Chichiltote norteño, Oropéndola Montezuma, Eufonía gorginegra, Reinita trepadora, Quetzal, Pájaro campana, Urraca café, Urraca copetona, Cuco ardilla, Perico frentirojo, Trepador cabecirrayado, Elenio tijereta, Gavilán pollero, Vireo pechiamarillo y Santarín Toledo.

Rayo Oporta tiene planeado viajar de nuevo a Nimbú para continuar investigando sobre las aves propias de allí y cuáles son las migratorias. Para fotografiar las aves y monos allí en Nimbú se requieren binoculares y una cámara fotográfica con telefotos de más de 200 milímetros, más su correspondiente trípode.

Además de aves como las mencionadas arriba, mi esposa Anabel, mi hija Sofana y mi yerno Germán Ruiz Solís (ellos dos fueron en un segundo viaje) y yo, vimos monos y cuyusos saltando de rama en rama, de día y de noche. También vimos mapaches (mapachines dicen campesinos de León y Chinandega), subiendo y bajando árboles. Adán, el guardabosque, asegura que estos mapaches en algunas ocasiones se meten a las cabañas en busca de comida.

Nimbú está desarrollándose actualmente. Al lado Oeste, es más accidentado el terreno. El plan es construir un sendero ancho, firmemente cimentado, con sus agarraderos laterales, del lado Sur a Norte de Nimbú, con el fin de que turistas naturalistas e investigadores futuros puedan andar tranquilos, seguros, confiados mientras observan y gozan de la Naturaleza nebliselvática jinotegana.

Llegamos a Nimbú en día jueves en la tarde. Pasamos allí contentos, relajados ese jueves en la tarde y el viernes todo el día. El viernes en la tardecita, cenamos en grupo, con cafecito caliente, en torno a la fogata para calentarnos.

Al amanecer del sábado, decenas de pajaritos multicolores nos esperaban de nuevo en el porche de entrada del segundo piso de la cabaña. El termómetro marcaba diez grados. No nos afectó mucho el frío porque andábamos abundantemente abrigados. Inclusive con guantes gruesos en las manos.

Esta gira a Nimbú fue muy bonita, de mucho aprendizaje sobre las características orográficas y ecológicas; sobre la flora y fauna de las montañas neblinadas del Departamento de Jinotega.

Nota explicativa: Los Quetzales, aves muy bellas, existen, se mueven en montañas de nebliselva entre el Sur de México y Panamá, pasando por Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

Comen lombrices, insectos, frutas, aguacatillos silvestres y moras. Las urracas del Norte, allí en Nimbú, comen: Insectos, cereales, carroña, huevos y polluelos de otras aves. Los Tucanes comen bayas, semillas, frutos, insectos y lagartijas. Tienen lengua muy larga.

El mapache o mapachín, llamado también oso lavador, come ranas, huevos, cangrejos, aves, reptiles, frutas y semillas. Los cuyusos son llamados también perros de monte y monos nocturnos. En la noche, lo vimos en las cumbres de árboles, saltando de rama en rama en Nimbú. Come flores, insectos, nueces, huevos, frutas y miel.

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
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