Guardia Nacional somocista genocida, Guardia Nacional, o ejército de intervención permanente de Estados Unidos en Nicaragua

Guardia Nacional somocista genocida

Pablo Emilio Barreto Pérez

*Este artículo explicativo breve forma parte de un trabajo que sigo escribiendo y que he titulado: Diccionario patriótico breve, ubicado en esta misma página web o blog, y les invito a visitarlo y leer su contenido, pues nos puede ayudar mucho a entender la realidad política actual en Nicaragua.

*Estoy convencido de que nuestros pueblos latinoamericanos deben estudiar su historial general y local, para no permitir que los explotadores locales, siempre patrocinados por la oligarquía criminal norteamericana, a través de su gobierno genocida, nos impongan sistemas de gobiernos explotadores y ladrones descarados, como nos ocurrió en la década del 90 y casi toda la década del 2000 en Nicaragua

*Y precisamente, los vendidos al gobierno yanqui y traidores locales reaparecieron hace poco tiempo, ahora intentando un golpe de Estado.

La Guardia Nacional era un ejército de intervención yanqui permanente en Nicaragua, o cuerpo armado, instrumento militar cruel y sanguinario, de sostenimiento de una de las dictaduras militares genocidas más perversas, vendidas y saqueadoras de América Latina.

Fue fundada con el nombre de “Constabularia” por los interventores militares yanquis de 1927, los cuales fueron llamados, una vez más, por los grupos de vendepatrias y traidores de Nicaragua, en este caso por Adolfo Díaz Resinos y Emiliano Chamorro Vargas, conservadores que eran al mismo tiempo empleados de las empresas mineras norteamericanas en el llamado «Triángulo Minero», en Nicaragua. (Díaz Resinos y Emiliano Chamorro Vargas eran empleados de las minas propiedad de Finlander Knox, Canciller o Secretario de Estado de Estados Unidos en ese momento. Así han operado estos agresores militares norteamericanos genocidas del Norte o de Estados Unidos).

Aquella Guardia Nacional (guardia pretoriana del somocismo genocida) fue creada a raíz de una llamada «Conferencia Panamericana» en Washington, en 1926, cuando, precisamente el gobierno criminal de Estados Unidos envió a Nicaragua una nueva invasión militar, esta vez pedida, repito, por Adolfo Díaz Resinos, uno de sus empleados en sus compañías mineras del «Triángulo Minero», de donde se llevaban el oro por decenas de toneladas. Las dos fuerzas políticas en pugna, liberales y conservadores, estaban una vez más atizando la hoguera política y militar en disputa por el control del poder político clasista de terratenientes y oligarcas vendidos al imperialismo yanqui.

Se había producido la llamada «Guerra Constitucionalista» entre los dos grupos mencionados. Entonces, los conservadores, jefeados por Emiliano Chamorro Vargas y Adolfo Díaz Resinos, una vez más, pidieron la intervención armada del gobierno genocida de Estados Unidos, el cual mandó varios miles de hombres armados en barcos de guerra por Corinto y Bluefields, para intimidir y vencer a los liberales, al lado de los cuales se había ubicado el General Sandino por ser el «mal menos peor».

A pesar de la invasión militar yanqui, a favor de los conservadores, estos fueron vencidos militarmente por los liberales, pero el jefe de éstos, el tal José María «Chema» Moncada Tapia, en nombre de los liberales se vendió (otra vez) a los invasores yanquis, jefeados por el coronel Henry Stimpson, en Tipitapa, donde ambos firmaron el llamado Pacto del Espino Negro, uno de los acontecimientos más infames impuestos por el gobierno mafioso de Estados Unidos en América Latina.

Después de este infame “Pacto del Espino Negro”, los invasores gringos aceleraron la formación de la Constabularia o Guardia Nacional, la cual apareció, inicialmente, con jefes militares gringos, entrenadores yanquis y, por supuesto, estos invasores fueron sus educadores ideológicos y políticos.
Al producirse los primeros choques militares contra el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, jefeado por el General Sandino, los guardias nacionales ya andaban en las montañas del Norte combatiendo a los defensores de la Patria, a los cuales perseguían los soldados del Ejército invasor de Estados Unidos.
Antes de ser derrotados por los guerrilleros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, los militares yanquis se aseguraron de que su ejército de ocupación permanente (la Guardia Nacional) tuviese un jefe absolutamente subordinado a los intereses criminales de Estados Unidos y por ese motivo nombraron como jefe de la GN a Anastasio Somoza García, un falsificador de billetes en San Marcos, estudiante de mecanografía e inglés y visitante asiduo de la Embajada Norteamericana en Managua y supuesto amante de la esposa del embajador yanqui, Blees Lane, en ese momento.

Comprendiendo el gobierno yanqui que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional era una alternativa real de defensa del país y que Sandino se convertía en un estorbo para sus planes expansionistas por América Central y América Latina, entonces le encargan al asesino y ladrón, Anastasio Somoza García, cuya lealtad a ellos ya era comprobada, que asesine al General Sandino, para lo cual Somoza García efectúa una reunión de oficiales de la Guardia Nacional, a los cuales los obliga a firmar la sentencia de muerte del General de Hombres Libres.
Somoza García, esa pandilla de la Guardia Nacional de los gringos y el propio gobierno criminal de Estados Unidos, no han pagado por el asesinato de Sandino. A eso yo le llamado criminales sin castigo.

Después del asesinato de Sandino, el 21 de febrero de 1934, Somoza García organizó la dictadura militar, la cual inició una matanza sin cesar de nicaragüenses, robadera también sin cesar, despojos de tierras y propiedades a campesinos y comunidades indígenas y le facilitó a los oligarcas, terratenientes y burgueses conservadores y liberales, al mismo tiempo, una explotación sin asco de los sectores más empobrecidos de Nicaragua desde que llegaron los españoles al territorio nacional.
A esa guardia genocida del somocismo se le achacan más de 450 masacres conocidas entre 1934 y julio de 1979. Las primeras masacres conocidas de esta Guardia Nacional fueron en contra de los integrantes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, cuya cacería inició Somoza García inmediatamente después del asesinato vil de Sandino en las calles de Managua.
Después vinieron centenares de masacres somocistas genocidas, incluyendo las de abril de 1954, en El Crucero; las de septiembre de 1956, inmediatamente después de que Rigoberto López Pérez ejecutó al tirano (Anastasio Somoza García), fundador de la tiranía, en el antiguo Club de Obreros de León.
Usando a la Guardia Nacional y a su pandilla de asesinos, ladrones y violadores de leyes y de mujeres, incendiarios de poblados enteros, los dos hijos de Somoza García, Luis y Anastasio Somoza Debayle, inmediatamente después que su padre fue ejecutado a tiros por Rigoberto López Pérez, iniciaron una cacería interminable que convirtió en cárcel a todo el país, porque ellos, para justificar la represión armada, le echaban la culpa a todo el mundo, cuando en realidad Rigoberto López Pérez dejó claro que la responsabilidad de ejecutar al tirano era estrictamente suya, al extremo de que escribió a su madre que él iniciaría «el principio del fin de la tiranía».

El asunto no paró en 1956. Esa Guardia Nacional mató a gran parte de los integrantes de los movimientos armados en su contra, incluyendo al periodista Manuel Díaz Sotelo. Esta Guardia Nacional, a la cual se integraron ladrones, asesinos y gente desclasada, por medio de sus más rabiosos asesinos, continuó las matanzas en las ciudades y el campo, donde, inclusive, quemaron ranchos de poblados enteros en León, Chinandega, Matagalpa, Jinotega, Costa Atlántica. Inclusive, al momento de capturar a campesinos sospechosos de ser opositores, los subían en aviones o helicópteros y de desde varios miles de pies de altura los tiraban hacia el mar y cerros como el Musún, en el Norte de Nicaragua.
Los dos Somoza (Luis y Anastasio), la Guardia Nacional con su numeroso grupo de oficiales asesinos y ladrones (generales, coroneles, mayores, capitanes, tenientes y soldaditos), la dictadura militar somocista y sus instrumentos «civiles» burocráticos, se pusieron más nerviosos y agresivos, en defensa del status quo o del sistema imperialista burgués reinantes dentro de Nicaragua, cuando se funda el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1961.

Es para entonces cuando perfeccionan su sistema de espionaje y lo vuelven más brutal: persecusión permanente, torturas sistemáticas, capturas masivas y selectivas, asesinatos misteriosos, entrenamientos de 12,000 orejas, «jueces de mesta» o «jueces de cañadas», informantes oficiosos u ocasionales, los Somoza se meten hasta en el último negocio de las fritangas y de bancos…
Esa misma Guardia Nacional masacra a centenares de managuas el 22 de enero de 1967, en la llamada Avenida Roossevelt, hoy bautizada como Avenida Sandino.
La Guerrilla Sandinista le aparece en Pancasán y el nerviosismo se apodera del sistema somocista genocida. Se proclaman «vencedores» cuando matan a varios guerrilleros del FSLN en Pancasán, pero se asustan, casi convulsionan cuando el Frente Sandinista aparece disparando auroras, después de un largo silencio, en diciembre de 1974 con el “Asalto a la casa de Chema Castillo Quant”; y esa Guardia Nacional desata una represión sin precedentes en 1975, se estremece esa guardia genocida con la Insurrección de Septiembre de 1978 y finalmente sale en estampida por el empuje popular militar de la Insurrección Final de junio-julio de 1979.

Sin incluir a toda la gente que mataron liberales y conservadores antes de 1934, se ha afirmado que la Guardia Nacional mató a 50 mil nicaragüenses entre 1934 y el 19 de Julio de 1979.

Después de 1979, una buena parte de esos guardias genocidas somocistas, volvieron a cerrar filas con sus amos del gobierno criminal de Estados Unidos y formaron, participaron en las matanzas de otros 40,000 nicaragüenses, ejecutadas por la llamada «contrarrevolución», organizada, entrenada, financiada y sostenida por el gobierno de Estados Unidos desde el mismo 1979 hasta su desarme en 1990.

Esa Guardia Nacional como cuerpo armado, ejército interventor permanente de Estados Unidos en Nicaragua, fue demolida por la Revolución Sandinista, jefeada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional y en particular por Carlos Fonseca Amador, heredero político e ideológico legítimo del General Sandino.
Sin embargo, son portadores actuales de los intereses de aquella Guardia Nacional, de los Somoza y de su dictadura militar genocida, sujetos corrompidos como Arnoldo Alemán Lacayo, Enrique Bolaños Geyer;  etc., aunque como sistema político momificado yanqui no tiene ni la más mínima posibilidad de revivir, porque la Revolución Sandinista demolió de raíz ese sistema criminal, organizado o fundado por el gobierno norteamericano y su oligarquía; sí, aquel sistema somocista de opresión mortal fue siempre sostenido, entrenado y educado por los gringos, cuyos gobiernos criminales, precisamente, fundaron y sostuvieron toda una plaga de dictaduras militares genocidas en América Latina en todo el siglo 20; tiranías todas al servicio pleno de Estados Unidos y sus empresas trasnacionales o multinacionales, saqueadoras de nuestros recursos naturales en América Latina.

Hubo dictaduras militares en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Cuba, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia, Ecuador, Perú, etc.

 

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
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