“Macho Negro”, «Macho Negro», Alberto «Macho Negro» Gutiérrez: Captura y fusilamiento el 19 de julio, en Masaya


Era uno de los feroces asesinos y torturadores somocistas
Captura y fusilamiento de “Macho Negro”

Pablo E. Barreto Pérez

*Fue capturado en la Comarca “Altos de Masaya” el 19 de Julio a las siete y media de la mañana, y fusilado en Monimbó, el mismo día 19.

El sargento Guardia Nacional Alberto “Macho Negro” Gutiérrez fue capturado en “Altos de Masaya” por una escuadra guerrillera del Frente Sandinista, el 19 de Julio de 1979, a las siete y media de la mañana, y fue fusilado ese mismo día, frente a Don Bosco o Salesiano, en la entrada al Barrio Monimbó, en la Ciudad de Masaya.

La Escuadra Guerrillera que capturó a “Macho Negro”, integrada por seis combatientes, estuvo jefeada por Abraam Delgado Romero y Francisco “Chico Garand” Guzmán, quien fue el que inicialmente se entrevistó con un campesino de la Comarca Altos de Masaya, que llegó hasta Monimbó a denunciar la presencia de “Macho Negro” en una casa de familiares de él (“Macho Negro”), ubicada en esa Comarca “Altos de Masaya”, donde permaneció presuntamente escondido desde el 11 de junio de 1979, día en que fue destruida la “Treceava Sección de Policía” o “Sierra 13” (Managua, Zona Oriental) por el accionar guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Especialmente a partir de 1977 este asesino brutal y torturador de la Guardia Nacional genocida somocista, se convirtió en uno de los personajes más temidos y odiados de la población opositora capitalina, especialmente en el Sector Oriental  y Norte de Managua, donde se enmarcaba el accionar militar y de persecusión política de la “Treceava Sección de Policía” o “Sierra Trece”, como la llamaban los mandos militares del genocidio somocista, entre otros: Nicolás Valle Salinas, Alesio Gutiérrez, Bandor Bayer, Ronald Sampson y otros asesinos del régimen dinástico, jefeado en ese momento por Anastasio Somoza Debayle.

Este temible asesino y torturador, conocido como “Macho Negro”, sembró el terror, acompañado de patrullas BECATS (Brigadas Especiales Antiterroristas) y hombres armados hasta los dientes dentro de su propio carro viejo ruidoso, en vecindarios como: Maestro Gabriel, Salvadorita (hoy Cristian Pérez Leiva), Nicarao, Santa Rosa, Blandón (Costa Rica), Edén, San Cristóbal, Paraisito, San José Oriental, Catorce de Septiembre, Primero de Mayo, Américas, Diez de Junio, María Auxiliadora, Dorado, Colonia Colombia, Santa Bárbara (hoy Barrio Venezuela), Bello Horizonte, Rubenia, Villa Progreso, San Jacinto, Reparto Schick, La Fuente, Reparto Urbina, Colonia Centroamérica, etc.

En aquellos días se afirmaba que “Macho Negro” inclusive pertenecía a la “Mano Blanca” o Escuadrones de la Muerte, jefeados primero por el propio jefe de la Oficina de Seguridad (OSN), que mataban selectivamente y si era necesario desencadenaban una mortandad según los intereses de la tiranía genocida del somocismo.

“Macho Negro” era un sujeto desalmado, cruelísimo, sanguinario, y siempre estaba dispuesto a matar en defensa de la Guardia Nacional, del Partido Liberal Nacionalista y de la tiranía somocista genocida, que eran tres cosas absolutamente iguales en intereses completamente “mancornados”.

Le daba placer salir en persecusión “de enemigos de mi general Somoza Debayle”, aunque no se lo ordenaran. Se afirmaba que por medio de una parte de los 12 mil “orejas” que tenían la Guardia Nacional y la Oficina de Seguridad somocista, “Macho Negro” tenía información fresca acerca de quiénes eran opositores en los vecindarios mencionados y especialmente si andaban apoyando las actividades guerrilleras del Frente Sandinista de Liberación Nacional, cuya ofensiva final contra la tiranía ya crecía en forma indetenible.

La “Treceava Sección de Policía” o Sierra Trece se convirtió en uno de los centros de torturas y muertes principales del régimen somocista cruelísimo en Managua.

Fue convertida en cárcel y Sección de Policía cuando, después del Terremoto de 1972, el régimen somocista, con su Guardia Nacional al frente, reordenó los cuarteles antiinsurgentes, con el fin de reprimir a la población en general y perseguir al Frente Sandinista en particular.

Esta Treceava Sección de Policía fue instalada en el lado Suroeste de las instalaciones del Mercado Periférico (Jhonatán González), convertido en centro de ventas o mercado en 1973, después del Terremoto de 1972. Eran 16 Secciones de Policía-GN, regadas por zonas en Managua.

Estas instalaciones de «Sierra Trece» siempre tuvieron losetas de cementos y hierro como techo, lo cual la había convertido en una verdadera fortaleza.
En los lados de las instalaciones habían oficinas y cárceles, y en unos sótanos se efectuaban las torturas a los prisioneros. Entre los torturadores más brutales estaba “Macho Negro” Gutiérrez, según las denuncias de los que habían sido torturados y encapuchados en este sitio tenebroso.

“Macho Negro” no era el jefe de la Treceava Sección de Policía, pero era realmente quien mandaba, ordenaba, torturaba, mataba gente allí mismo en el centro de torturas. Desde 1978 se sabía que el jefe de la Treceava Sección de Policía era un Teniente GN Gaitán. “Macho Negro” sólo era sargento, pero, en realidad, era quien decidía lo que se hacía con los prisioneros, pues se decía que contaba con “el visto bueno” de asesinos como el General Samuel Genie Amaya y el Coronel Nicolás Valle Salinas, jefes de la Oficina de Seguridad y de la Policía-GN de Managua, respectivamente.

¿De dónde o qué otras Secciones de Policía había llegado “Macho Negro” a “Sierra Trece”?

Es preciso recordar que la Guardia Nacional, por orientaciones de Anastasio Somoza Debayle, había instalado 16 Secciones de Policía en Managua, después de 1975, uno de los años de mayor represión contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Al menos yo recuerdo Secciones de Policía en: Reparto Schick Gutiérrez, Open Tres (hoy Ciudad Sandino), en Las Jinotepes, en Monseñor Lezcano, en San Judas, en la Colonia Centroamérica, en el Barrio Mombacho, en el Kilómetro Ocho de la Carretera Norte, en La Industria (del Cine Blanco al Oeste), en las cercanías del Gancho de Camino, en el Parque de la Etapa Dos de Bello Horizonte y la Treceava Sección o “Sierra Trece”, que era donde estaba “Macho Negro” en 1979. Eran 16 Secciones de Policía (“Sierras”, les decían) instaladas en todo Managua.

Debo recordar también que casi todas estas Secciones de Policía fueron “hostigadas” o atacadas por Escuadras Militares del Frente Sandinista durante la Insurrección de 1978, y especialmente al producirse la Insurrección Final contra la tiranía genocida del somocismo el 9 de junio de 1979.

Una de las secciones “hostigadas” y quemadas, el 10 de junio de 1979, en la madrugada, fue “Sierra Doce”, otro centro de torturas, que estuvo ubicada en el Parque Marta Lucía Corea, en el Sur de la Segunda Etapa de Bello Horizonte. “Sierra Doce” y “Sierra Trece” tenían plenamente estrechada la “cooperación” en crímenes y torturas. Además, estaban cerquita, sólo las separaba el Cementerio Oriental de Managua.

Por todos los crímenes, torturas y persecusiones sistemáticas de “Macho Negro” y su pandilla, especialmente contra quienes hacían fogatas y mítines de protestas en los vecindarios mencionados arriba, una de las metas político-militares de la Insurrección era desbaratar a tiro limpio y con bombas de contacto este centro de torturas de Managua.

El 10 de junio, como digo, a las cinco de la mañana, los guardias de “Sierra Doce”, que era una construcción de madera, igualita a las casas originales de Américas, abandonaron, huyeron despavoridos, apenas comenzó el “hostigamiento” a tiros por el lado Sur del Parque Marta Lucía Corea.

El mismo 10 de junio, muy de mañana, se multiplicaron las barricadas de adoquines, vehículos, piedras enormes y árboles en Portezuelo, en Santa Rosa, Puente Larreynaga, Puente El Edén, en Rubenia, en la Nicarao, en las cercanías de la Treceava Sección de Policía, y también aparecieron muchas zanjas para impedir el paso de los vehículos militares de la Guardia Nacional.

Ese mismo 10 de Junio fue quemada la Sección de Policía de Las Jinotepes (kilómetro doce y medio Sur), fueron atacadas las de Monseñor Lezcano, San Judas, Reparto Schick Gutiérrez, Open Tres, en el Kilómetro Ocho Norte, en el Barrio Mombacho, y tanto los guerrilleros insurrectos sandinistas como los guardias nacionales esperaban ansiosamente el ataque a “Sierra Trece”.

La Guardia genocida somocista como venganza mandó a bombardear desde el aire al Diario LA PRENSA, quemando todas sus instalaciones, y de paso robándose parte de mi libro 44 años de dictadora somocista, recién impreso. Echaron unos 1,000 ejemplares al Lago de Managua, y el resto, cuatro mil ejemplares, fueron repartidos en las trincheras de combate en Managua.

Este ataque tan esperado a la “Sierra Trece” se produjo, finalmente, el 11 de junio de 1979, a las nueve y media de la mañana.
Uno de los jefes de las numerosas escuadras de ataques hacia “Sierra Trece” era Francisco “Chico Garand” Guzmán, quien jugaría un papel clave en la captura y fusilamiento de “Macho Negro”, el 19 de Julio de 1979, es decir, más de un mes después.

Todas esas escuadras eran jefeadas, por supuesto, por el jefe del Frente Interno, Comandante Carlos Núñez Téllez, y los integrantes de ese Frente, entre otros: Wiliam Ramírez Solórzano, Joaquín Cuadra Lacayo, Osvaldo Lacayo Gabuardi, Walter Ferrety Fonseca, Marcos Somarriba García, Ramón «Nacho» Cabrales Aráuz, Rolando “Cara Manchada” Orozco Mendoza y Mónica Baltodano Marcenaros.

Como por arte de magia, propias de las acciones guerrilleras, aparecieron vomitando fuego varias ametralladoras colocadas encima del muro Oeste del Cementerio Oriental, fusiles disparando en ráfagas desde los lados del Barrio Ducualí, del Barrio El Edén, y desde la esquina Norte del Mercado Periférico.

Las balas respingaban y silbaban como “cachinflines” al pegar en las paredes de cemento armado de las instalaciones de “Sierra Trece”, que siempre fue considerada como “indestructible” por Guardia Nacional y el propio Anastasio Somoza Debayle.

Inmediatamente, por pedimento del guardia que manejaba el aparato de radiocomunicaciones de la Guardia Nacional, aparecen en el aire un avión ya conocido, un Jet T-36, lanzando rockettes y metrallas hacia las posiciones insurrectas, y detrás los helicópteros lanzando bombas de 500 y 1,000 libras.

Aquello se volvió un infierno, no para los combatientes y guerrilleros que estaban bien parapetados, sino para la población civil, pues los rockettes, las metrallaas y las bombas de 500 libras de los aviones, caían encima de las casas de los vecindarios Salvadorita, Maestro Gabriel, Costa Rica, Bello Horizonte, Santa Rosa, El Edén, Ducualí, Santa Bárbara (hoy Barrio Venezuela) y María Auxiliadora.

Una de esas bombas de 500 libras cayó encima de una Colonia de gente pobre en una esquina Noroeste del Barrio Ducualí, donde mató a 10 personas, entre niños y adultos, los cuales quedaron enterrados. Doña Angélica Morales González, la propietaria de los cuartos, quedó viva, pero enterrada en el suelo en uno enorme hueco dejado por la explosión de la bomba de 500 libras.

Al ver los guardias que los pilotos genocidas no acertaban a matar a los combatientes y guerrilleros, ni desalojarlos de sus posiciones, entonces optaron por el intento de introducción de casi 400 soldados al mando del Mayor Bandor Bayer desde el lado de la Carretera Norte, entrando por los semáforos del Colonial hacia el Sur, pasando por las Colonias Maestro Gabriel y Salvadorita (hoy Cristian Pérez), apoyados por una tanqueta con ametralladoras calibre 50, una grúa, y un tanque Sherman con cañones.

Esta intromisión se produjo más o menos a las once y media de la mañana, debido a lo cual, el enfrentamiento a balazos y bombazos se hizo nutridísimo. Ya en este momento, el Frente Interno, dirigido por el Comandante Carlos Núñez Téllez, había decidido hacer funcionar escuadras móviles y franco tiradores, por los costados en que se movían los guardias en la Avenida del Cine Colonial hacia el Sur, con el fin de diezmar a los soldados GN y su armamento.

Francotiradores certeros

Uno de esos franco-tiradores más finos era Francisco “Chico Garand” Guzmán. El tiroteo nutridísimo, sin cesar, de fusiles, ametralladoras, rifles, pistolas, cañones de tanques y bombas de contacto, tenían olor infernal a pólvora, y un humo y olor ácido afixiante se extendió por todo el sector en que se estaba dando este combate, uno de los más feroces, sostenidos y tenaces de la Insurrección de Managua, aquel memorable 11 de junio de 1979.

Cuando eran las doce del día, en medio de la feroz balacera, varios hombres y mujeres combatientes sandinistas ya habían vencido la resistencia que los guardias de la “Sierra Trece”,  se habían colocado fuera de las puertas de la cárcel «Sierra Trece», y se subieron al techo fornido de cemento armado, desde donde estaban tirando bombas de contacto hacia el interior de la odiada Treceava Sección de Policía.

El encargado del radiocomunicador de la guardia en la Sierra Trece informaba a las doce del día que dentro de la guarnicación ya habían cinco muertos, incluyendo al jefe de la Treceava Sección de Policía, un teniente apellidado Gaitán. No se mencionaba a “Macho Negro”.

Un poco después de la una de la tarde, el combate seguía feroz, sin tregua, con descargas de ráfagas de ametralladoras y de fusiles y de explosiones de bombas en forma incesante, mientras los combatientes jóvenes, guerrilleros, se movían por los techos, en las ramas de los árbole, techos y saliendo por las hendijas de casas, para dispararles a los soldados que iban avanzando detrás de los tanques hacia la Gasolinera Esso, frente al Cementerio Oriental.

Según se escuchaban las informaciones angustiosas en los radiocomunicadores de la Guardia Nacional, varias decenas de guardias habían caído en el trecho entre el semáforo del Cine Colonial y la Gasolinera Esso del Cementerio Oriental; entre ambos puntos hay cuatro cuadras.

Entre los combatientes y guerrilleros prácticamente no habían muertos ni heridos, pues estaban bien parapetados y se movían con agilidad felina en los solares, en los techos y en las esquinas de los vecindarios.

Los guardias que estaban dentro de “Sierra Trece” estaban desesperados, pero habían estado disparando con ametralladoras por medio de ventanas y trincheras que habían colocado en la entradas. En una ventana de esas había recibido un disparo el Teniente Gaitán, el jefe de la Treceava Sección de Policía.

“Macho Negro” logró huir

Los 400 guardias con sus tanques, menos los soldados que ya habían muerto o estaban heridos, lograron llegar a eso de las cuatro y media de la tarde a la Gasolinera Esso, donde les fue inutilizada la tanqueta con una bomba de contacto y dañado el tanque Sherman, el que tuvieron que poner en huida hacia la Carretera Norte.

Fue en este momento, ya rondando las seis de la tarde, que el tiroteo feroz se volvió más intenso, al extremo de que parecía interminable. Ya estaba anocheciendo y la situación se volvía confusa.

Era tan nutrida la balacera, que los combatientes y guerrilleros situados frente y un poco al Sur de las instalaciones de “Sierra Trece”, se vieron obligados a replegarse unos 60 metros al Sur, lo que supuestamente, fue aprovechado por dos o tres guardias para escapar en medio del nutridísimo tiroteo.

Casi al mismo tiempo, los combatientes y guerrilleros volvieron a lanzarse a fondo contra la “Sierra Trece” y los 400 guardias llegados emprendieron la retirada rápida, acelerada, cuando se aproximaban las seis y cuarto de la tarde, porque los guardias no combatían de noche, tenía mucho miedo al accionar guerrilleros del FSLN.

Los 400 guardias, disminuidos por bajas (muertos y heridos), retrocedían y a la vez iban disparando sin cesar, para cubrirse la retirada hacia la Carretera Norte.
En la “Sierra Trece” ya no se produjeron disparos desde dentro. Al centro de torturas y cárceles en que operaba “Macho Negro” le lanzaron decenas de bombas de contacto y finalmente fue ocupado por las fuerzas guerrilleras del Frente Sandinista.

Según Francisco “Chico Garand” Guzmán, uno de los principales protagonistas de este combate y toma de la Treceava Sección de Policía, dentro encontraron ocho muertos, todos guardias, incluyendo al Teniente Gaitán.

Registraron las cárceles, los subterráneos en que torturaban y encontraron a numerosos presos, a los cuales pusieron libres. “Chico Garand” supone que “Macho Negro” o fue rescatado por la operación de los 400 guardias o se les escapó a los combatientes entre los presos liberados después del combate. “Chico Garand” no conocía personalmente a “Macho Negro”.

Después de aquella memorable destrucción de la Treceava Sección de Policía, que era una derrota explosiva para la dictadura somocista en Managua, se produjo una explosión de alegría entre los pobladores del Sector Oriental  y Norte de Managua.

Al siguiente día, 12 de junio de 1979, muy a las cinco y media de la mañana, fui otra vez para ver en pleno día este escenario de combate glorioso contra el oprobio del régimen somocista genocida.

Las instalaciones de “Sierra Trece” estaban quemadas por dentro. En las afueras, en el estacionamiento en que “Macho Negro” y su pandilla de asesinos estacionaban los BECATS y su carrón Chevrollette viejo y destartalado, estaban ocho cadáveres incinerados, prácticamente irreconocibles. Así quedaron por el bombardeo hacia el interior de la unidad militar.

Entre los combatientes, guerrilleros y pobladores, nadie sabía del paradero de “Macho Negro” Gutiérrez, pues no se supo si lo rescataron los guardias, si él mismo logró huir o si se había “colado” entre los presos liberados.

Alberto “Macho Negro” Gutiérrez era un hombre alto, fornido, moreno, de aspecto campesino, presuntamente de muy baja capacidad académica, vestía de pantalones azulones (casi nunca el kaki de los guardias), botas altas, lucía un sombrerón o una gorra, casi siempre andaba manejando su carro Chevrollette viejo sin placas, siempre andaba colgado un pistolón, muy visible, y un fusil garand o aka, y siempre rodeado de criminales a sus órdenes.

¿Cómo y dónde fue capturado y fusilado “Macho Negro”?

Podemos afirmar que nadie se había olvidado de “Macho Negro”, pues muchos esbirros y “orejas” de la Oficina de Seguridad como él, habían sido capturados y fusilados en muchas partes del país, como Aguilera en León, “el Poeta Carpintero” en Managua, “Pescado Seco” en Masaya, «Gato Colindres» en Granada, se buscaba a uno de apellido Huete en La Paz Centro, etc.
Los combatientes populares y guerrilleros, jefeados por el Frente Interno del FSLN, comandado por Carlos Núñez Téllez, nos fuimos en el célebre Repliegue Tático de Managua a Masaya el 27 de junio de 1979, en la noche, y llegamos hasta el 29 de junio en la madrugada y en la tarde.

Este mismo Frente Interno se hizo cargo de la toma militar de Ciudades del Oriente y de la Meseta de los Pueblos, entre otros: el refuerzo militar de la misma Masaya (ya había huido el General Meneses Cantarero con sus guardias a la Fortaleza del Coyotepe, INCA Hielera y Colina Barranca), tomas de: Jinotepe, Diriamba, Masatepe, Niquinohomo, Catarina, Nandasmo, San Marcos, mientras el 18 de julio en el día, en la tarde, después de la huida de Anastasio Somoza Debayle el 17 de Julio, nos habíamos tomado la Ciudad de Granada.

Esa noche del 18 de Julio, retornamos a Masaya con varios de los jefes del Comando GN de Granada, presos, y los situamos en el Cuartel de las Milicias, la naciente Policía Sandinista, ubicada en ese momento en una casa frente a Don Bosco o Salesiano, en la entrada al Barrio Monimbó, donde estaba instalado el Estado Mayor del Frente Interno del FSLN, jefeado por Carlos Núñez Téllez.

Esa noche del 18 conocimos en Masaya que la Guardia Nacional, ya sin su jefe asesino Anastasio Somoza Debayle, se estaba desbandando en todo el país.
Al amanecer del 19 de Julio de 1979, a las cuatro de la mañana, nos llegó la noticia de que los guardias acantonados en la Fortaleza del Coyotepe, jefeados por el General Meneses Cantero, se habían fugado. Se habían vestido como civiles, bajaron y se fueron por los maizales que habían para el lado de Tipitapa, agarrando por la localidad de Tisma.

Fuimos a comprobar la fuga de guardias en el Cerro  Coyotepe, INCA, Hielera y Barranca. Efectivamente, sólo estaban los presos, entre otros, «Aguja» «Iguana», quienes habían sido capturado en en el cruce de la Colina Barranca cuando circulaba el Repliegue a Masaya, el 28 de junio de 1979.

El ambiente era de Triunfo y de arrechura porque muchos guardias asesinos, orejas y torturadores se habían escapado.

Volvimos al Cuartel General o Estado Mayor del Frente Interno y a las cárceles populares, frente a Don Bosco-Salesiano, donde estaban jefeadas por el compañero Raúl Cordón y uno de los hermanos Jiménez, de Bello Horizonte.

Serían las siete de la mañana cuando se apareció, frente a esas cárceles populares, un hombre campesino, descalzo, agitado, sudado, afirmando que él sabía dónde estaba escondido “Macho Negro”, en una casa de sus familiares en la Comarca Altos de Masaya, ubicada entre la Ciudad de Masaya y Tipitapa, en la orilla de la Carretera.

Los preparativos por el Triunfo Revolucionario eran agitadísimos, y en el Estado Mayor no le prestaron atención inmediata al hombre descalzo.
Francisco “Chico Garand” Guzmán Fonseca le prestó atención inmediata. «Chico Garand» habló con Abraam Delgado Romero, cuyo seudónimo era “Julio César”, quien al mismo tiempo le comunicó el asunto al Comandante Carlos Núñez Téllez.
Al oír del asunto, el Comandante Núñez Téllez los autorizó para integrar una escuadra de seis combatientes, incluyéndolos a los dos ellos: Delgado Romero y “Chico Garand”.

Los seis, más el hombre descalzo, subieron a un jeeps pelón, color azul, que se había usado en toda la Insurrección de Masaya.

En el camino, el hombre descalzo, cuyo nombre, no averiguaron, les contó que “Macho Negro” estaba en una de tres casas de su familia en Altos de Masaya, desde mucho antes del Repliegue a Masaya.

Les dijo que había estado enyesado de una pierna, por lo que supone que estuvo herido. Les describió que las tres casas estaban a unos 300 metros al Oeste de la orilla de la Carretera a Tipitapa.

Masa de gente captura a “Macho Negro”

Desde los caseríos estaban saliendo centenares o miles de personas hacia las Ciudades como Masaya, para celebrar el Triunfo Revolucionario.

Precisamente, cuando la escuadra de combatientes llegaba a los Altos de Masaya, se encontraron con una caravana de vehículos en que iban más de 400 pobladores (hombres y mujeres) que iban rumbo a Masaya, a celebrar el Triunfo Revolucionario.
Al enterarse de que la escuadra de combatientes y guerrilleros llegaban a los Altos de Masaya en busca de “Macho Negro”, entonces todos se bajaron de los vehículos, unos armados y otros desarmados, y rodearon las tres casas en que se suponía estaba Macho Negro.

El hombre descalzo insistió en que allí estaba. ¡”Macho Negro” salí con las manos en alto, o le pegamos fuego a las casas¡”, gritó alguien de entre la multitud que, procedente de Tipitapa, se había detenido en la Comarca Altos de Masaya.

Al notar la presencia numerosa de gente, casi al instante, Alberto “Macho Negro” Gutiérrez salió de una de las casas, portando, con los brazos en alto, una subametralladora USI sin el magazine y sin tiros, entregándose sin condiciones, sólo pidiendo: “No me hagan daño, por mis hijos, no me vayan a matar, se los suplico, soy persona “decente”, no me meto con nadie”.

Tomando las precauciones militares correspondientes, Abraam Delgado Romero y “Chico Garand” Guzmán Fonseca le pidieron a “Macho Negro” que tirara el arma al suelo y que cruzara los brazos hacia atrás.

Le amarraron los brazos hacia atrás, con alambres eléctricos. Al registrar la casa, le encontraron otras tres Usi, 15 cananas de ametralladoras calibre 50, ocho fusiles Galiles, cuatro fusiles Fal, ocho fusiles Cal, una caja de municiones variadas y dos miras telescópicas para fusiles.

En la misma casa habían un camión blanco y el carro Chevrollette viejo en que siempre anduvo “Macho Negro”.

Hubo gente de los que iban en caravana que intentaron agredir a “Macho Negro”, lo que fue impedido por la Escuadra jefeada por Delgado Romero y “Chico Garand” Guzmán.

Los jefes de la Escuadra ordenaron encender el camión blanco y en él montaron a “Macho Negro”. También se subió la Escuadra. El jeeps fue conducido por otra persona hasta la Ciudad de Las Flores o Masaya.

A partir de este momento, se armó una especie de romería, que fue creciendo hasta formarse una caravana larga en que iban unas dos mil personas detrás del camión en que era conducido el célebre asesino y torturador, Sargento Alberto “Macho Negro” Gutiérrez.

No recuerdo la hora exacta, pero esa caravana entró a Masaya entre las nueve y nueve y media de la mañana. Ya dentro de la Ciudad de Masaya, se hizo una manifestación o concentración de unas cuatro a cinco mil personas.

Casi al instante en que Macho Negro era bajado frente a las cárceles populares, frente al Colegio Salesiano o Don Bosco y a la entrada de Monimbó, se presentaron por el lado Sur un grupo de hombres y niños que ofrecieron sus carretones de caballos y los caballos mismos, “para arrastrar a este hijo de… por las calles de Masaya, para que pague al menos de esa forma”.

Casi al mismo tiempo, se apareció entre la multitud un jovencito, de unos 15 años, quien se bajó el pantalón y el calzoncillo, y al mismo tiempo gritaba: Vengan ustedes y me tocan mis testículos y verán cómo me los desbarató a patadas este hijueputa de “Macho Negro”…Préstenme a mí un fusil y yo mismo lo voy a matar este malvado asesino, torturador, canalla, maldito…¡”, gritaba el chavalo en medio de la expectación de aquel gentío, aquel glorioso 19 de Julio de 1979.

Conduciéndolo amarrado, entre la multitud, entre empujones, y amenazando con los fusiles, para que Macho Negro no fuese tocado, la Escuadra jefeada por Delgado Romero y “Chico Garand” avanzó entre la multitud y fue a entregar al prisionero ante miembros del Estado Mayor del Frente Interno, en este caso quienes estaban eran: el Comandante Carlos Núñez Téllez, William Ramírez Solórzano e Hilario Sánchez, jefe militar en Masaya.
“Macho Negro” no parecía tener miedo. Se mostraba sereno, según pude apreciar yo ese mañana electrizante en las calles de Masaya.

Ya puesto frente al Comandante Núñez Téllez, el Sargento “Macho Negro” no quiso informar nada acerca de qué estaba haciendo en esa casa de los Altos de Masaya, ni por qué tenía un arsenal en esa vivienda de sus familiares.

Al revés, comenzó a argumentar que él (“Macho Negro”) era una persona honesta, misericordiosa, generosa, que nunca le había hecho males a nadie, que eso de supuestos crímenes y torturas en Managua eran “puras mentiras”, pues eran otros los que hacían esas barbaridades.
Inclusive, al Comandante Carlos Núñez Téllez le dijo que Pablo E. Barreto Pérez era “testigo” de su buena conducta en Managua, pues, supuestamente, como periodista había visto cómo él más bien trataba de la mejor manera a las personas capturadas.

Fusilamiento de “Macho Negro”, en Monimbó, Masaya

El Comandante Núñez Téllez se sonrió por el cinismo de “Macho Negro”. Fue el propio Carlos Núñez Téllez y Pablo E. Barreto Pérez quienes le recordaron un rosario de crímenes y torturas tanto en la “Sierra Trece” como en otros sitios de Managua.

Cuando ocurría este diálogo en las cárceles populares de Masaya, eran, más o menos, las diez y media u once del día.

Afuera había presión popular a gritos para que se permitiera que les entregaran a “Macho Negro”, para matarlo con sus propias manos.

Los tres jefes del Frente Interno tomaron la decisión de que “Macho Negro” fuese fusilado por un pelotón de combatientes, en la entrada de Monimbó, para que de esa manera pagase al menos un poquito por todos sus crímenes y torturas en Managua.

Carlos Núñez Téllez ordenó la integración de un pelotón de fusilamiento, en el que también participaron algunos de los miembros de la Escuadra que capturó a “Macho Negro” en la Comarca Altos de Masaya.

Hubo una especie de histeria colectiva, porque casi todos los combatientes populares querían participar en el fusilamiento de Alberto “Macho Negro” Gutiérrez.
Se agolparon no menos 200 combatientes que deseaban dispararle un tirito al célebre asesino somocista.

Los jefes del Estado Mayor tuvieron que escoger a unos 15 combatientes que se amontonaron en posiciones de disparo, sin que todavía se hubiese decidido en qué sitio iba a ser colocado “Macho Negro” Gutiérrez.

Se decidió utilizar el muro o pared de una casa que está frente, esquina Suroeste opuesta al Colegio Salesiano o Don Bosco, para fusilar a este hombre que estuvo al servicio incondicional de una pandilla de asesinos, cuya cueva principal estuvo en la Loma de Tiscapa desde 1934, después de asesinar al General Sandino, a todos los miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y otros 50 mil nicaragüenses entre ese año 1934 y todavía en ese momento, 19 de Julio de 1979.

“Macho Negro Gutiérrez fue sacado de las cárceles populares, y ya en la calle, custodiado y agarrado por unos 20 combatientes, fue conducido entre una multitud enardecida hacia el sitio en que sería fusilado.

Eran, más o menos, las doce del día 19 de Julio de 1979. “Macho Negro” Gutiérrez se mostraba tranquilo, confiado seguramente en que no lo fusilarían.
Al ser colocado contra el muro de la casa mencionada, estalló en súplicas de que “no me maten, no me hagan daño, háganlo por mis hijos, por mis familiares, yo no le he hecho males a nadie, soy amigo de ustedes”, repetía una y otra vez “Macho Negro” Gutiérrez cuando ya vio que el pelotón de fusilamiento estaba acomodándose frente a él.

Estábamos frente a frente él y yo. “¿Verdad que vos sabés que yo he tenido buena conducta, que no he matado a nadie, que son “puros inventos”?, me preguntó.

A pesar de que sus preguntas y argumentos eran de desesperación, “Macho Negro” Gutiérrez se mostraba tranquilo. El jefe del pelotón de fusilamiento le preguntó si deseaba algo que se le pudiera conceder, y sólo respondió: “No, nada”.

Acto seguido, el jefe del pelotón ordenó: “¡Preparen armas¡”. Todos adoptaron posiciones de tiro, de rodillas. ¡Apunten…¡”, ordenó. Las armas quedaron descansando sobre las manos y rodillas, mientras entre los miembros del pelotón de fusilamiento había retención de la respiración y entre los pobladores había una expectación colérica, de sed de justicia por tantos crímenes acumulados de la dictadura somocista, entronada por los yanquis criminales desde 1934 hasta 1979.

El jefe del pelotón, que nunca supe quién era, volvió a ver a “Macho Negro” Gutiérrez que tenía las manos amarradas con los mismos alambres eléctricos, lucía una camiseta clara y un pantalón oscuro, sucio, por una de cuyas mangas se le podía ver un yeso.

El jefe mencionado giró el cuello hacia donde estaba la multitud expectante y ordenó con voz elevada: ¡¡Disparen¡¡, y al instante trepidó una descarga prolongada de balas que sacudió el cuerpo de “Macho Negro” Gutiérrez, que se elevó del suelo, se estrelló de espaldas al muro de la casa y fue cayendo como en cámara lenta al piso enladrillado del andén de la casa, en la propia entrada al Barrio Monimbó, de Masaya, mientras yo hacía las fotos correspondientes del mismo “Macho Negro” siendo fusilado y de los combatientes que integraron el pelotón de fusilamiento.

Casi inmediatamente después del fusilamiento de “Macho Negro”, los jefes del Frente Interno ordenaron acelerar los preparativos para emprender una caravana, esta vez de retorno triunfante después del Repliegue Táctico a Masaya, ahora de retorno a Managua, para celebrar el Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en la gloriosa Ciudad de Managua.
La caravana de centenares o miles de vehículos se volvió lentísima porque de las comarcas y caminos salía mucha gente, y al final llegamos Managua a las cuatro de la tarde, a alojarnos frente a la Loma de Tiscapa, listos para terminar de sacar a los restos del somocismo genocida, al que perteneció “Macho Negro” Gutiérrez.

12 de abril de 2009

Pablo E. Barreto Pérez: periodista, editor, investigador histórico, fotógrafo, Cronista de la Capital, Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Hijo Dilecto de Managua, Orden Servidor de la Comunidad del Movimiento Comunal Nicaragüense, Orden José Benito Escobar Pérez de la Central Sandinista de Trabajadores (CST nacional) y Orden Juan Ramón Avilés de la Alcaldía de Managua.

Residente en la Colonia del Periodista No. 97, frente al portón del parque, en Managua. Teléfonos: 88466187, 88418126 y 22703077.

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

24 respuestas a “Macho Negro”, «Macho Negro», Alberto «Macho Negro» Gutiérrez: Captura y fusilamiento el 19 de julio, en Masaya

  1. marco tulio solis toledo dijo:

    quiero comentarle que lei su libro hace 10 años y que lo felicito por su trabajo periodistico
    que a quedado plasmado en su libro. hasta la victoria siempre saludos desde huatulco oaxaca mexico.

  2. moises dijo:

    hola esta muy bueno el articulo, una pregunta, todavia tiene las fotos del fusilamiento? quisiermaos verlas. muchas gracias.

  3. Caesar Mayorga Jr dijo:

    I read your article and I am extremely proud of how you especifically explained in detail how Macho Negro’s execution went down.
    Do you still have pictures of the execution and perhaps other photos of captured guardias?

  4. trini dijo:

    de nuevo felicidades Pablo…este es un gran trabajo periodistico!

  5. German dijo:

    Señor donde puedo conseguir su libro ?

  6. jhosep dijo:

    me gustaria me enviara si puede su libro que le fue arrebatado para leeerlo gracias

  7. Starion dijo:

    En el parrafo 28 donde menciona el intento de introduccion de 400 soldados al mando de un mayor. Creo que deletreo mal su nombre si no me equivo y el mismo militar que fue mi vecino en Bello Horizonte, se escribe VANDOM BYERS

  8. fernando dijo:

    necesito ver las fotos si las tiene! o me las envias a mi correo porfa!

  9. Noel a Lezcano dijo:

    Podrias mandarme las fotos que tomastes en esa epoca

  10. Jasson Carcache dijo:

    Hola, eh leido su libro, lo encuentro estupendo y lo felicito por su gran trabajo. En realidad soy sobrino de un hijo de «Macho Negro» Gutierrez, quien con su familia escaparon Nicaragua, a encontrar asilo en los E.E.U.U. Cuyo hijo siempre a querido encontrar fotos, de cualquier tipo, respecto a la muerte, y vida de su padre, agradeceria mucho si me puede dejar saber si puedo ver copias de estas fotos, si se uede. Muchas Gracias

  11. Hilary dijo:

    Hola! Quisera saber donde encontar su Libro ,ya que habla de mi Tio El Mayor Vandom Hilary Byers! Y si hay alguna foto se lo agradeceria Saludos

  12. marvinship dijo:

    lei su historia bonita,,,,no sabia nada de esto, ni de macho negro,me gustaria q me envie foto de macho negro, y de todo el gremio de somoza, a mi correo

  13. Ramon dijo:

    me gustaría ver las fotos que tomo en esa epoca, excelente el artículo, es bueno conocer sobre la historia de Nicaragua.

    Gracias por el articulo

    • saul blanco rojas dijo:

      yo fui uno mas del maltrato de macho negro cuando vivia en villa progreso fui encarcelado por el macho negro la carretera norte gracias a una mujer de un teniente salimos libre eramos como 6 jovenes que luchamos contra la dictadura hoy tengo 52 anos de edea
      =

  14. Ivonne Gutierrez dijo:

    soy la hija de macho negro yo estaba con el cuando lo capturaron antes de
    haser su estupido libro me hubiera buscado para haberle dado mas informacion aserca de su captura porque lo que dice su libro es mentira. Y me alegro mucho que mi Padre siga siendo una figura tan importante para ustedes, por que despues de 30 a?os de muerto, ustedes lo siguen admirando tan atentamente. y al hijo que busca fotos de su padre, buscame a mi que yo las tengo. Si me quieren contactar campos.e86@gmail.com..
    Atentamente,
    Ivonne Gutierrez
    Alias: La HIJA de MACHO NEGRO

  15. palacios aracelly dijo:

    Fotos necesitamos ver fotos lo que no vivimos esa época para ver si es verdad

  16. Ana dijo:

    Que ironías tiene la vida, los que dirigieron el ajusticiamiento del macho negro hoy están muertos: Willian Ramírez, Carlos Núñez Téllez e Hilario Sánchez.

  17. Estela dijo:

    Buena la historia, pero hubiera sido mejor que se lo hubieran dado a la multitud para que sintiera dolor con una muerte lenta, por tanto daño que hizo a tantas personas, ojala se pudra en el infiero y pague por toda la eternidad el mal que hizo. A mis abuelos maternos los tortura, violo a una niña era un verdadero animal sin escrúpulos, que dejo marcados a miles de personas con cicatrices físicas y psicológicas que no se pueden remediar

  18. Estela dijo:

    seria bueno que anexcen las fotos del asesinato

  19. Braulio Gonzalez Zamora dijo:

    Pablo, yo fui compañero de trabajo tuyo en el S.S.T.V por cierto tu esposa trabaJABA TAMBIEN AHI MISMO, TE FELICITO , esto nos enrriquece nuestros conocimientos de la historia de nuestra querida Nicaragua, viva Daniel por siempre nuestro presidente sera.

Los comentarios están cerrados.