Gallos, gallos ennavajados: Peleas sanguinarias, crueles ¿y «buen» negocio sucio de apostadores?

Las navajas ensangrentadas forman parte de los sacrificios de estos animales

Gallos: Peleas sanguinarias ¿y buen negocio de apostadores?

En las galleras corre la sangre de animales y el dinero también

*¿Cuántos gallos mueren al año en Nicaragua y quiénes controlan este negocio mortal?

*¿Por qué no se prohíben estas peleas “deportivas” de gallos ennavajados?

* Son también las matanzas de perros, gatos, conejos, garrobos y otros animales silvestres

* Las montaderas de toros han sido fatales en las Fiestas Patronales

 

* Pablo E. Barreto Pérez

Las peleas de gallos, en las galleras, son sangrientas y mortales. Los dos gallos, echados a pelear por sus dueños, son ennavajados con navajas filosísimas, las cuales les son atadas firmemente a una de las patas, con la finalidad de que al producirse el enfrentamiento mortal entre los dos animalitos, entre las dos aves domésticas, se ensarten el cuerpo, se apuñalen salvajemente, ¡hasta morir, si es preciso¡

Por instinto salvaje, propio de animalitos como los “gallos de pelea”, al momento del enfrentamiento empujado por sus dueños y espectadores, estos alzan vuelo y estampan sus patas y espolón en el cuerpo del otro, y de esta manera las navajas puntudas y filosísima “vuelan” mediante “patadas” para enchutarse en el cuerpo de ambas aves.

Los gallos usan el pico, las alas y las patas en las peleas, ya sean estas en disputas en el gallinero o porque ambos animalitos son forzados a pelear, para diversión o por negocios o apuestas, en las galleras. Las peleas también son arregladas en patios de casas, en solares y en caminos por fanáticos de este “deporte” sangriento, que al parecer ninguna autoridad gubernamental ni de Alcaldías, controla en Nicaragua.

Se les llama “Gallos de pelea” o “Gallos de raza”. Mientras más “bravos”, “orgullosos” y “frenéticos”, mejor. Estos animalitos son sometidos a entrenamientos férreos, de sacrificios, como si fueran boxeadores o luchadores de esos de “lucha libre”.

Son puestos bajo el Sol por mucho tiempo. Son “entrenados” en peleas por los entrenadores, que pueden ser sus mismos dueños, amigos del propietario o “entendidos” en esta materia de las “peleas de gallos”.

La comida debe ser especial. Se les cuida con vitaminas y medicinas, para que no se enfermen, para que estén “fuertes” y “bravos”.

El gallo es preparado para las “peleas”. Puede ser que el “gallo de pelea” sea muy bueno y logre salir victorioso de cada pelea efectuada en la gallera. Es normal que uno de estos gallos enfrentados, con navajas que les son colocadas en las patas, ¡muera por una puñalada que le acertó el otro gallo!, o que los ¡dos fallezcan por las cuchilladas que se clavan¡ porque seres humanos los echaron a pelear por “deporte”, por apuestas, “porque mi gallo es mejor que el tuyo”, o sencillamente “por alegría”, a costa de la vida de animalitos como estos.

Cuando uno de los gallos muere, o fallecen los dos, puede ser que el dueño se lo lleve a su casa, para comérselo en sopa o “en caldillo”. Ocurre asimismo que el gallo muerto es vendido o regalado a un amigo, igualmente para comérselo.

¿Cuántos gallos mueren por “peleas” ennavajadas?

¿Cuántos gallos mueren en Nicaragua en fines de semana, por estas “peleas de gallos” en las galleras y en patios? ¿Cuántas galleras hay en Nicaragua?  ¿Estas  galleras están autorizadas por las Alcaldías respectivas?

Los galleros son de ciudades y del campo. Yo crecí en las comarcas periféricas de León (El Tololar, El Apante, La Cruz, Los Pocitos, Monte Redondo, “Palo de Lapa” y “Zanjón de Santo Cristo”, y las cabeceras municipales de Telica y Larreynaga-Malpaisillo), donde eran comunes las “jugaderas de gallos” los días domingo en galleras famosas de “Palo de Lapa” y “Zanjón de Santo Cristo”, contiguo de la Comunidad de “La Peineta”.

Estas “jugaderas de gallos” las presencié hace casi 40 años, cuando todavía era un adolescente, porque mi padre, Octavio Barreto Centeno, iba a acompañar a sus amigos vecinos “jugadores de gallos”.

“Yo no juego gallos, no apuesto, pero sí me divierto y acompaño a mis amigos, porque a veces se producen también pleitos entre los jugadores y…entonces, yo saco a mis amigos de allí, ¡para evitar percances, hombre”, me decía mi padre.

Balacera por “pelea” de gallos

Efectivamente, un día me llevó a “Palo de Lapa”, de donde tuvimos (él y yo) que salir a rastras porque una “pelea de gallos” en la gallera, ubicada bajo árboles de mangos frondosos, desató una balacera entre dos grupos contendientes, pues en estas “peleas de gallos” es común que se armen dos bandos: “!Voy 100 pesos al giro”, “yo apuesto al blanco 500 pesos”¡

Esa pelea de gallos fue en 1969. La gallera estaba repleta de hombres armados con escopetas 16 y 12, revólveres calibre 38, pistolas 45, cutachas colgadas en cartucheras a ambos lados de las puertas, cuchillos relucientes en la cintura, ¡todas esas armas visibles, para impactar a los adversarios!

¡Eran los viejos tiempones de la dictadura somocista, de los terratenientes sanguinarios y empresarios algodoneros contaminadores poderosos¡ Entre los “jugadores de gallos” estaba un hombre llamado Evenor Reyes, famoso de la Comarca “Lechecuagos”, periférica de León, de quien decían: “Tiene un cementerio… ¡ha matado a no menos de 50 de sus enemigos¡ Este sujeto andaba cruzada una escopeta en el pecho, fajada una pistola 45 y también se le veían cuchillos en la cintura. Era uno de los apostadores, tal vez el más activo y agresivo.

Ocurrió que los dos “gallos de pelea”, por las cuchilladas profundas de las navajas en sus cuerpos, ¡murieron al mismo tiempo. Los dos clavaron el pico, ¡sí, ya muertos¡ Los dos árbitros, uno nombrado por cada grupo, no se atrevieron a dar ningún veredicto.

“!El de nosotros ganó, porque el pico lo tenía encima del otro gallo”, rugió mediante un grito el tal Reyes, el de las escopetas, pistolas y cuchillos. Algunos miembros del otro grupo pidieron “calma” y “buen juicio” y sugirieron se fuese declarada “empatada” la pelea de los pobres gallitos muertos por los navajazos.

“…! O pagan las apuestas o aquí nos enfrentamos a balazos”, gritó alguien del grupo del tal Reyes, al mismo tiempo que buscaban parapetos en los árboles de mango, naranjos, guayacanes y guayabos que habían en el patio de la gallera de “Palo de Lapa”, en la orilla de los rieles del Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua.

¡Se produjo la balacera¡ Mi padre, Octavio Barreto Centeno, su amigo y yo, tuvimos que salir a rastras de aquel infierno de balazos, para tomar el camino hacia donde vivíamos en la Comarca de El Tololar. Los dos grupos se dispersaron. Al final no hubo ganadores, ni perdedores por esta “pelea dos animalitos ennavajados”. Los dos gallos quedaron muertos dentro de la gallera. Nunca supe quién se los llevó y comió “en sopa o en caldillo”.

“!Ahí vienen los Chavarrías…¡”

Poco después de este suceso, mi padre acompañó a otro amigo “jugador de gallos” y de paso me llevó a mí, nuevamente, en esta ocasión a la “Gallera del Zanjón de Santo Cristo”, adonde acostumbran llegar de vez en cuando los famosos López y los Chavarrías, dos familias enfrentadas frecuentemente a tiros por vendetas familiares.

Las “peleas de gallos” y las “apuestas” estaban en lo fino. Se habían efectuado no menos de diez “peleas”, con gallos muertos y heridos, dinero que pasaba de unas manos a otras, cuando repentinamente llegaron los López, un  grupo familiar de no menos de 15 integrantes, “armados hasta los dientes” con escopeta, rifles 30-30, revólveres y pistolas.  Asimismo, siempre andaban montados en caballos veloces.

Eran más o menos las dos de la tarde, cuando alguien llevó la noticia de que por ahí cerca venían los Chavarrías, grupo familiar menos numeroso, de cinco integrantes, pero célebre por su fina puntería y “habilidad magistral” (decían campesinos) en el manejo de las armas.

Los López corrieron a sus caballos, se parapetaron en árboles y esquinas de la gallera, mientras ya todo el resto de “galleros” y visitantes tomaban sus gallos vivos y muertos, y ¡emprendían veloz carrera por el camino polvoso y por los potreros de las cercanías!.

“!Salgamos de aquí… no vaya a ser que nos veamos envueltos en una balacera otra vez”, dijo mi padre. Salimos al camino. No vimos a los Chavarrías. Sí, los Chavarrías no andaban por ahí, pero con sólo mencionar ese apellido y sugerirse que estaban cerca, eso produjo desbandada de todos los presentes en la gallera.

Relato estas experiencias porque en el pasado las “jugaderas de gallos” han sido sangrientas para los animalitos y y también para los seres humanos, algunos de ellos promotoras de las mismas.

Nunca estuve de acuerdo con ennavajar a los gallos para que se hieran y maten “por diversión” o “por apuestas” o “por gallardía” de los seres humanos. Tampoco estoy de acuerdo con montar y sortear toros y matarlos por diversión fanática y sedienta de sangre de los pobres animales.

Desacuerdo con matanza de animales

Los toros, algunos bravos y otros que brincan por miedo, han matado a numerosos seres humanos durante Fiestas Patronales de Nicaragua. En esas fiestas patronales municipales se ha podido comprobar que la mayoría de los “montadores de toros”, se montan a estos animales mientras andan borrachos.

Los toros son llevados amarrados a estos redondeles y soltados cuando el jinete ya está encima de sus lomos. El toro, por supuesto, incómodo, salta enfurecido, pareciera que vuelva, hace giros violentos, y en ¡cualquier momento clava sus cuernos en el cuerpo del jinete¡ Y los resultados finales son casi siempre lamentables, hasta mortales para el jinete, montado en el toro por decisión personal o imposición colectiva en las Fiestas Patronales.

Tampoco estoy de acuerdo con echar a pelear a los perros, pues también me parece repugnante divertirse de ese modo, mientras los animales se clavan los colmillos, se dañan y hasta se matan  unos a otros.

Algunos matan por placer

Me resultan también repugnantes los seres humanos que maltratan a los animales en sus casas, entre otros perros y gatos, y más aborrecibles me parecen aquellos hombres y mujeres que hasta gozan, se muestran placenteros echándoles encima sus automóviles, camiones y camionetas a los perros y gatos en las calles de ciudades nuestras, y también aceleran más sus vehículos para arrollar mortalmente a conejos, garrobos, venados y otros animalitos silvestres en carreteras y caminos.

En las calles de Managua he presenciado personalmente cómo algunos automovilistas sádicos hasta lanzan sus carros hacia las orillas, para echárselos encima a un perrito, un gato, que desesperado, a veces con hambre, busca cómo cruzarse una calle de un lado a otro. Y es que este tipo de seres humanos repugnantes no detienen su vehículo ni cuando ven a otros seres humanos emproblemados buscando cómo cruzar esa misma calle.

Personalmente me cuento entre los millones de seres humanos, nicaragüenses, latinoamericanos, asiáticos, africanos, europeos, australianos, que aman a los animales domésticos y silvestres, que buscan cómo protegerlos, inclusive de la posibilidad de extinciones, como las que ya están ocurriendo, precisamente porque en nuestra Madre Tierra o Naturaleza abundan hombres y mujeres malvados, abominables, que además de matar animales por placer, también destruyen nuestras aguas, suelos, bosques, contaminan el aire y el Medio Ambiente hasta con radiaciones mortales como el gobierno genocida estadounidense, y lo más infame es que con todo eso hacen negocio infame, para enriquecerse a costas de la Humanidad entera.

Por estos motivos, estoy totalmente de acuerdo con la creación de una Ley de Protección a los Animales Domésticos y Silvestres, con la finalidad de someter a controles legales a quienes dañan a los animales. Las medidas legales y cautelares deben incluir que se impidan la destrucción de hábitat de los animales silvestres, y también castigar a aquellos seres humanos que castigan perros y gatos, y que además los lanzan a la calle, donde se mueren de hambre, se enferman y son atropellados por algunos automovilistas llenos de odio en contra de los animales.

Felicito a quienes viven luchando a favor de los animales. Ellos y ellas son héroes de la Naturaleza. Algún día la Historia Nacional y Mundial se los reconocerá. En esta categoría entran quienes han andado como “Quijotes” promoviendo la iniciativa de Ley de Protección de Animales, en la Asamblea Nacional de Nicaragua, entre otros, el doctor Rimbaud, Xóchilt, Marjurie, de la UCC de Managua.

Pablo E. Barreto Pérez: periodista, investigador histórico, fotógrafo, Cronista de la Capital, Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Hijo Dilecto de Managua, Orden Servidor de la Comunidad del Movimiento Comunal Nicaragüense, Orden José Benito Escobar Pérez de la Central Sandinista de Trabajadores (CST nacional) y Orden Juan Ramón Avilés de la Alcaldía de Managua.

Residente en la Colonia del Periodista No. 97, frente al portón del parque, en Managua. Teléfonos: 88466187, 88418126 y 22703077.

Acerca de Pablo Emilio Barreto Pérez

Pablo Emilio Barreto Pérez es: *Orden Independencia Cultural Rubén Darío, *Orden Servidor de la Comunidad e Hijo Dilecto de Managua.
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Una respuesta a Gallos, gallos ennavajados: Peleas sanguinarias, crueles ¿y «buen» negocio sucio de apostadores?

  1. Linda Ramos dijo:

    La verdad es que estes o no estes deacuerdo con las peleas de gallos siempre estaran presentes en Nicaragua ya que forma parte de la cultura del campesinado nicaraguense además en ella estan involucrados poderosos a como lo relatastes en tu articulo (entre ellos algunos diputados, narcos, empresarios, etc) que por su fervor a este ´deporte ¨ no dejaran que se prohiba.

    Muchas Gracias.

    Linda Ramos

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